Una opción, si no esperas demasiado...
Puede ser una posibilidad si estás por la zona y te apetece tomar algo sin gastarte demasiado. Sino hacerme caso, no vale la pena ir allí solo por el restaurante.
Es un restaurante chino como puede ser cualquier otro, eso sí tranquilo. Decoración pobre pero no extravagante y le falta mucha luminosidad. Aunque está limpio, el que esté algo oscuro no te deja buen sabor de boca.
El servicio es correcto y rápido y la comida está buena, pero sin ser excelente. Pedimos Rollitos imperiales (sarosos, pero con demasida carne), ensalada extra (nos recordó una mediterranea con dos gasmbas), tempura de verdura (lo mejor) y pan chino (duro por dentro).De platos principales Kubak de arroz y Pato crujiente (esto si estaba muy bueno y en su punto). Para beber pedimos agua, aunque es el chino con más bodega que he visto. Me sorprendió ver el Vermouth Peruchi, pero el blanco estaba de color oro, lo cual indicaba que se había oxidado y ya llevaba tiempo abierto en la botella.
Ni postre, ni cafés. Al final cenamos los dos por 34€.