Mi impresión global no es tan positiva como las precedentes. Local

Mi impresión global no es tan positiva como las precedentes. Local sencillo con una decoración un tanto sosa. Echo a faltar que la carta oriente con algún tipo de menú degustación. Al final elegimos con la recomendación de la maitre pero vamos un poco despistados. La carta de vinos no es muy amplia. En el apartado de espumosos (que suelen ir muy bien a este tipo de cocina) sólo hay un cava (eso sí,un buen Agustí Torelló Brut Nature, por 18 euros) y un único champagne, bastante subido de precio. En blancos tampoco hay mucha elección. Al final, elegimos un Viñas del Vero gewurztraminer 2002 (12,60 euros) y tenemos que solicitar una cubitera para mantenerlo frío. Copas dignas aunque sin ser nada del otro mundo. De los platos tomados no destacan los entrantes (ensalada, wan-tun frito, dim sum) mientras que los segundos brillan bastante más: un buen pato crujiente con arroz frito especial de la casa. Local algo ruidoso cuando está lleno y hay varias mesas grandes. 25 euros por persona.

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