En un pueblito de l'Empordà, casa rural con restaurante en un patio agradable con piscina para quien se quiera bañar. Gran brasa, todo se centro en ello.
4 parejas, llegamos allí y ya vemos que el servicio es voluntarioso pero solamente eso.
Pero tampoco es el Celler, vamos a lo importante. Carta con platos típicos, aunque algunos por encargo (que claro, al ser la primera vez no sabes).
Nos cantan los platos del dia, 3 o 4 entrantes... bueno, pedimos un poco de todo, algunas ensaladas, caracoles (plato del dia), etc...
Bien, correcto, sin más. Vamos a por los segundos... cordero, magret, chuletón, cochinillo...
Ni bueno, ni malo ni todo lo contrario, indiferencia. Eso sí, un apunte: cuando en una carta pone cochinillo, yo entiendo lo que entiendo. Un cochinillo al horno. No que se refieran a "piezas de cerdo a la plancha", vamos, como si fuera cordero (el camarero tuvo serios problemas en distinguir el cordero del "cochinillo).
Postres industriales, y cafés. Tomamos vino de la casa, crianza rioja a unos 12-13 euros la botella. Bien, me gustó.
Hasta aquí, bueno, sería un local más, como muchos que hay, brasa correcta, pero nada más. Pero el precio, pues como que no. Sobre los 39 euros. Caro para lo que comimos y bebimos.
Sorpresa mayúscula al ver que el plato de caracoles (plato que no estaba en carta) costaba 13 euros... ummmm, un pelín pasado de precio.
Ningún detalle, ni interés por si había ido bien la comida.
En fin, ya he estado, no está mal pero como él hay decenas de mejores en su sector de mercado, con lo cuál, como no destaca en nada sinceramente dudo mucho que repita.