Mi concepto actual es que en conjunto el servicio prestado en los Paradores Nacionales, va mejorando en general, apreciándose más en unos que en otros.

En cuanto al servicio de restauración, al menos no conozco ninguno yo con un nivel muy alto pero en algunos he tenido la suerte de comer con una sensación más que agradable últimamente (por ejemplo en el segundo parador de Santo Domingo de la Calzada o en el parador de Fuentes Carriónas en Cervera de Pisuerga). Pues bien esta visita al restaurante del Parado Castillo de la Zuda en Tortosa me resulto bastante desangelada.

Domingo noche, hospedado en dicho parador (adjuntare el comentario de la estancia que afortunadamente fue más positiva que la del restaurante), y con sentido de “cenar algo” nos acercamos dos comensales al restaurante, ante la disyuntiva de tener que escoger el coche para acercarnos a algún lugar cercano.

Local muy amplio con techos abovedados y decoración típica de este tipo de locales. Se encontraba ocupado en un más de un 50%.

Carta clásica, en algunos plazos locales y nos decidimos por
:
Compartir un plato típico de la zona Xato (no habíamos probado el mismo en esta visita): poco conjuntado y a nuestro criterio bastante poco logrado.

De platos optamos por:

Tostas de puerro con queso: único plato que cumplió con las expectativas depositadas.

Surtido de carne de la zona a la parrilla: chuletilla de cordero, filete salado, pechuga de pollo, salchicha y lámina de beicon: Había comido un buen arroz, una buena fideua, buen pescado y me decidí a probar las carnes del lugar (espero que esto evidentemente no sea un muestreo de las mismas)

De postre para compartir helado con fresa, menta y chocolate: se empeñó en seguir con un nivel muy bajo.

El servicio de sala voluntarioso, pero ligeramente atropellado y colocando las botellas y cosas auxiliares en la mesa según convenía en cada momento.

Carta de vinos corta y carísima, sirviendo el mismo en esas copas anchas y bajas típicas de parador, que al menos a mí me resulten incómodas para tomar el vino. Ante la situación y por el hecho de acompañar la carne con algo de vino, tomamos un vino que tenían en promoción Quinta del Obispo Roble 2006, de la tierra de Castilla y León.

En el momento de entregarla facturan, equivocación que sin duda se trató de aturullamiento en vez de mala intención.

El precio en total 72 €, con lo descrito más agua y dos cervezas.

Hacia mucho tiempo que no me salía una calificación tan baja