Italiano de producto

Acudimos a cenar tras la recomendación de Annete y Pau (equipo del Korpilombolo). El local está en la zona del paseo, en una pequeña callejuela. Decoración agradable que resulta acogedora aunque cenamos en la calle.

La dirección y servicio a cargo de personal italiano que se nota que ha apostado por una filosofia diferente a la de las pizzerias. Podríamos decir que se trata de un italiano "de calidad" con selección del producto, mimo en las presentaciones y, consiguientemente, precio más alto.

Tomamos:

- Carpaccio de magret con cebolla caramelizada y pistacho. Así rezaba la carta. Después descubrimos que la "gusrnición" no es esa. Más bien se trataba de una ensalada con toques dulzones muy, pero que muy rica. No se nos dió explicación. Tampoco la pedimos. El pato muy bueno y la ración en general muy abundante.

- Atún a la plancha con sésamo y berenjena: nuevamente una ración importante. Gran taco de atún preparado al estilo tataki con el rebozado de sésamo y fileteado en el emplatado. La berenjena (y el calabacín) a la plancha. Rico.

- Raviolis de solomillo. Se nota la calidad del relleno. Los raviolis caseros de tamaño considerable, aunque la ración menos "grandiosa" que los platos predecesores.

Acompañamos con Artadi. Propuestas aceptables y vino a temperatura apropiada (para el verano). Se nos consultó si queríamos cubitera y lo rechazamos dado que el vino ya salió bastante frío y se fue atemperando mientras transcurría la cena.

Acabamos con dos cafés con hielo y unos limoncellos de invitación.