Local amplio y luminoso, situado en la calle Montiel, entre la Ronda Mata y el parque del Pilar. Dispone de dos salones con amplios ventanales. Nos acomodaron a comer un sabado a medio dia en el salón de la derecha, 6 o 7 mesas bien vestidas,buena separación, sillas comodas, y una amplia cristalera repleta de vino presidiendo el salon.
Optamos por el menú fin de semana, que tiene un coste de 25 €.
Los primeros son entrantes a compartir al centro, que consistieron en pate de perdiz con una mermelada de frambuesa o similar, unas croquetas con yuca frita y un revuelto con verduras y gambas. Todos a buen nivel.
Los segundos consistieron en una lubina con salsa de anchoas, muy bueno, y unos filetes de ciervo con un poco de salsa por encima, que me gusto bastante.
Para rematar una tarta de queso y una tarta de chocolate blanco, ambas muy bien, un cafe y una infusión.
En resumen, una buena experiencia que invita a repetir.
Carta de vinos amplia que ojee por encima. No valoro el vino, ya que para beber pedimos agua y me bebí un par de copas del vino que me pusieron con el menú, que no recuerdo cual era, y que no tenia nada que destacar, ni para bien ni para mal. Copas correctas.