El lugar es muy bonito, dentro del hotel Cienbalcones, de preciosa decoración, situado en un pueblo no menos adorable. La comida es discreta, pero abundante y con buenas materias primas, y sin inflar los precios. He de destacar un servicio muy malo, mal los tiempos, mal el orden de los platos, muy mal la simpatía y la cortesía. Ese detalle han de cambiarlo, porque la impresión general no fue mala. Lo peor el trato del vino: solicitamos una recomendación de la zona, y me señalaron uno sin más pistas, lo aceptamos, lo trajeron caliente (caliente de agosto) y sugirieron si queríamos cubitera. Puesto que era el que nos habían recomendado, tuve los modales de no decir nada. Nos bebimos a gusto la última copa. No sé cómo explicarlo, pero la sensación final no fue mala. Quizá es porque iba con mi mujer en viaje romántico.

La mejor manera de acabar la visita a este precioso pueblo, era comer en este bonito restaurante.

Nos ha encantado Daroca, pueblo con una riqueza cultural y mucho encanto, pasamos un día maravilloso y el sitio elegido para comer lo culminó.

Emplazado dentro del bonito hotel Cienbalcones se halla el restaurante de muy bonita decoración, excentes coperío así como vajilla y mantelería.

Carta de vinos correcta aunque como había que conducir y volver a Valencia, bebimos agua (una pena).

Pedimos judía verdes salteadas con gambas (excelentes) y una buena ensalada con queso feta de primeros . De segundos yo pedí Paletilla de Cordero Asada Tradicional Con Patatas a lo Pobre ( con un cordero jogoso y con un sabor espléndido) y mi mujer emeprador a l Orio ( muy jugoso y también excepcional producto y preparación). De postres tarta casera de yogur y peras al vinos (bien los 2). De beber agua + 2 buenos cafés.

Pedimos postre para el niño ( 1 yogur), y tuvieron el detalle de no cobrárnoslo.

Servivio atento.

Recomiendo este restaurante al 100 % al igual que recomiendo que os paseis por Daroca.