Agradable visita, la de este conocido restaurante de la capital catalana donde su chef Jordi Vila elabora una cocina de alto nivel.
La sala no es muy grande, con una decoración sobria y con una distancia entre las mesas adecuada.
Ofrecen varios menús. Nosotros optamos por el menú tradiciones contemporáneas compuesto por unos aperitivos, 3 entrantes, pescado, carne, y 2 postres (65€)
Un menú que recoge los platos más emblemáticos del chef, ideal para hacerse una idea de la cocina que practica, una cocina muy mediterránea, ligera y transparente a la vez que creativa.
Todos los platos rozaron un gran nivel de principio a fin, en especial el canelon de pollo asado, el arroz con ñoras y cigalas y el postre de fresas con queso fresco y granizado de vinagre, una combinación que ya he probado en otras ocasiones y que aquí la bordan. El ritmo del menú fué perfecto y llegando todos los platos a la temperatura adecuada.
Finalizamos el menú con unos excelentes petit fours para acompañar unas infusiones muy bien preparadas.
El servicio de sala muy amable y profesional, sin malentendidos de ningún tipo, como debe ser.
No bebimos vino, pero acabamos con unos Gin Tonics muy bien elaborados a los que fuimos invitados, además de regalarnos unos bonitos trapos de cocina con el logo del restaurante. Detalles estos últimos que siempre son de agradecer y más si son al final de comida.
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