Un buen restaurante, pero con el problema típico de muchos locales: el

Un buen restaurante, pero con el problema típico de muchos locales: el espacio. Demasiadas mesas para tan poco espacio. Se nota un poco de agobio, así como el agobio que reconocen los responsables del restaurante por tener una estrella Michelin. El servicio es correcto, pero te da la sensación de comer rápido, como si fuéramos oficinistas. La comida es muy buena, realmente sobresale el arte en ciertos aspectos, aunque poo variados. Menus bastante monotemáticos en texturas. Algo imperdonable: de los dos menus, sólo pudimos escoger uno, el otro no estaba disponible. En un restaurante que pretenda aceptar estrellas Michelin deberían estar a la altura de tener la suficiente capacidad de ofrecer los (sólo) dos menus que ofrecen. Puede faltar algun vino -siempre sucede en los mejores sitios-, pero no te pueden faltar menús. La carta de vinos es bastante interesante, sobretodo en vinos franceses y de "ultramar". El precio es más que correcto. Es un sitio ideal para ir entre semana, aunque les falta un poco de soltura y espacio para que el cliente pueda disfrutar esta buena cocina. De todas formas, muchas felicidades.

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