Excelente servicio

Situado en el barrio de Santa Rosa, este pequeño restaurante de apenas diez mesas está decorado de estilo moderno, con diversos cuadros alusivos a la temática que le otorga el nombre al restaurante: los puentes, no obstante a Alcoi, se la conoce con el sobrenombre de ciudad de los puentes. Mesas bien separadas y bien vestidas.

La cocina que ofrece es tradicional de mercado, con algunas referencias a la cocina tradicional alcoyana. La carta se organiza en entrantes, ensaladas, carnes, pescados y postres. De lunes a viernes ofrecen un menú completo por doce euros. Según la temporada ofrecen algunas eleboraciones fuera de carta. La carta no es muy extensa pero si suficiente y bien resuelta. Existe la posibilidad de pedir medias raciones. La vajilla es sencilla y bonita y la cubertería moderna y fucional. En la sala, ejerce Fernando, uno de los propietarios, con atención, disposición, diligencia, y vocación de servicio.

La carta de vinos es corta (unas cuarenta referencias), organizada por tipos y por D.O.’s. Algunos de los vinos descansan en estanterías a la vista de los comensales, por lo que no siempre estarán en disposición de ofrecerlos a la temperatura adecuada. La cristalería es diversa (algunas copas mejores que otras), pero correcta de forma y grosor. Cuidan el servicio del vino: exposición de la botella elegida, muestra del tapón, (si corresponde: aireación y decantación), prueba, relleno, etc. Tiene una correcta oferta de destilados, especialmente de ginebras y diversas tónicas, con las que preparar el combinado de moda “gin tónic”.

Nuestra experiencia fue al mediodía: compartimos cuatro entrantes: aperitivo de bienvenida (gentileza de la casa): composición de chorizo y patata y unas aceitunas partidas, bolets (setas de chopo), queso brie horneado con salsa de pedro ximenez, abisinios de codorniz (huevos cocidos y rebozados) y chipirones y almendritas fritos con ajos tiernos y habitas, cada uno un segundo y compartimos dos postres (caseros y bien presentados). Para beber, tras las cervezas iniciales, tomamos un Ribera del Duero Roble (lo siento no recuerdo el nombre) y un siempre singular y especial “Fagus” de Coto de Hayas. La factura final ascendió a unos 35 euros por comensal.

Un restaurante nuevo (siete u ocho meses de rodaje) al que, de seguir así, le auguro un éxito garantizado. Señores de la restauración local, sigan el ejemplo de estos “noveles”, con muy poco, consiguen mucho.

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    JoseRuiz

    Enmiendo mi olvido y un error:

    El Ribera del Duero que tomamos fue: Austum Roble y el Fagus evidentemente no es de Coto de Hayas, sino de Bodegas Aragonesas, S.A.

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