Y sigue de lo más correcto, canelones (me declaro fan incondicional de como se hacen los canelones por Cataluña) y carrillera de cerdo en salsa, bien, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un menú del día, que sigo sin saber el precio pues seguí sin pagar, pero con sendas ratafías no pasó de los 25 €.

La vez anterior no me percaté que dispone de unos toneles en la pared para servir vinos a granel (tinto, rosado, blanco, blanco vell, priorat, moscatell, garnatxa, oporto, málaga, vermuth, sangría ...).

Sigue siendo muy recomendable, y teniendo en cuenta que se trata de una zona turística con playa, sube enteros.

EL servicio, dependiendo de quien te atiende, es un poco deficiente, más que nada por el carácter.

Restaurante coqueto, de aire tradicional, donde parece predominar el menú del día, o por lo menos entre semana, sala/barra casi compartida, separada mediante una mampara, aunque tienen otro comedor al fondo, con una chimenea presidiendo, servicio amable, un pelín lento y eso que ya empezaba a ser tarde y casi no había mesas ocupadas. Carta de vinos ni idea, vino de frasca con el menú, bebible para lo que se trataba

De primero me decidí por unas Habas(con guisantes y costilla), sabrosas, y de calidad razonable, y de segundo un bacalao ¿sanfaina?, el bacalao bien, la sanfaina cojonosequé. Otros pidieron torradas y ensaladas, con mejor pinta lo primero que lo segundo, y en los segundos aprecié pollo a la sidra (¿pechugas? WTF?), y a otros butifarra y lomo a la brasa, que me hicieron dudar de mi elección hasta que probé la susodicha sanfaina.

Precio ni idea, pues no pagué ni pude ver la cuenta, me ha parecido ver por ahí (por la red) 12 € el menú. De menú merece la pena, de carta, me atrevería a probarlo.