Restaurante La Posada del Mar en Santander
Restaurante La Posada del Mar
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

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Añadir vino por copa

Precio desde:
53,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
53 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
5.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.8
Comida COMIDA
6.5
Precio medio entorno ENTORNO
5.0
RCP CALIDAD-PRECIO
5.0
Opiniones de La Posada del Mar
OPINIONES
4

Sabado, llega la hora de cenar. En un principio teniamos idea decenar en algun sitio nuevo; Umma, Sal Marina o donde nos llevase la corriente pero, nos empezo apetecer un buen rodaballo.

Comenzamos a manejar opciones, llamamos a un par de sitios por si habia y al final acabamos aterrizando aqui.

Hacemos tiempo tomando algo por la zona y acercandonoos al destino. Tiene terraza, por lo que nos acomodamos y asi se puede fumar sin problema.

La carta, clasica. Como el local y el servicio. Ojeamos la misma y decidimos!!

Para compartir.

- Ensalada de tomate y ventresca. Buen tomate y generosa racion, empezamos bien!!!!

- Tanto a Mila como a mi nos gustan las almejas y las solemos pedir siempre. Esta vez buen producto, buen sabor y sin misterio. De maravilla.

De segundo, escogimos un pedazo rodaballo que nos hizo disfrutar y sonreir como enanos!!! La verdad es que este producto del mar nos chifla!!

De postre, apenas habia sitio la verdad pero hablando con el camarero nos diho que la tarta de queso era muy buena. No digo que no, pero quizas en el siglo pasado si. Fue la parte mas baja de la cena.

Una cena rematada con un muy buen par de café!!!!

La regamos con un champagne ya probado; Henry & Fils si mal no recuerdo su nombre. Acompañó perfecto toda la cena!!!

En dedinitica, Mila y un servidor salimos sonriendo y eso signifuca que será un sitio a tener en cuenta!!!

Había estado hace años en una cena multitudinaria y no pude valorarlo correctamente. Aspecto clásico, en pleno paseo, en un lugar privilegiado. Todo clásico, pero al menos ayer, todo bien hecho. El servicio, con experiencia, quizás algo anticuado, claro, clásico.., pero amable, diligente, atento y operativo. Excelentes pescados en abundantes raciones. Yo pedí, por valorar algo de cocina, no solo asado, un lenguado menuier, que me encantó, por el producto, magnífico , consistente y por la salsa clásica que le acompañaba, suave, delicada y deliciosa.
Una rabas correctas, con buena y crocante fritura, unas almejas en salsa verde de calidad y un surtido de sus postres digno, al menos no el pupurri medio deshecho que a veces ofrecen al final en algunos restaurantes. No puedo decir el precio, porque me invitaron, pero en un contexto clásico de Santander , me gustó..Carta de vinos muy sencilla, casi cutre, pero se encuentran cosillas para acompañar con dignidad la comida, sin precios desmesurados.

Nueva visita este restaurante dos años más tarde, por motivos puramente profesionales.

Recepción típica de la casa, quizás con menos efusión y mas pausa, que en la última ocasión y acomodados cuatro comensales en una de las salas, con una buena mantelería y con mesas bastante próximas.

Para compartir:

Setas de tipo pie azul a la plancha: buena ración y con un buen punto.

Revuelto de changurro, bien ligado pero a falta de sabor a tal.
Dos gambas en tempura para cada comensal: de aprobado.

De platos:

Dos de rodaballo a la plancha con patatas de tipo panadera: muy buen ración, con buen punto de la carne y las patatas también a buen nivel.

Una de chuleta fileteada, con sus patatas fritas y pimientos verde: bien según se comentó.

En mi caso solicite, atún rojo, presentado con unos “tipo piparras” en tempura y tres salsas en boles adjuntos de, wasabi, mostazas y salsa de soja: generosa la ración, con buen punto de hechura del atún, bien la tempura y logradas las salsas, en un punto nada fuerte.

Postres: dos de frutas naturales, una de leche frita y tarta de queso.

De beber: tres cervezas, agua y una botella de Guitian sobre lías 2011(hoy era de trabajo y no era día de maridajes).

Cafés y dos copas de ron, que no es el nombre, cerraron la comida.
No sé a cuanto ha ascendió el precio.

Comentario:

Comprendo que era un día de huelga, que muchos locales habían cerrado y quizás este a última hora abrió, pero su aforo estaba a un 30%.

Los precios de los platos, por lo que vi me parecieron caros, muchos segundos platos a mas de 20-25 euros.

Los platos segundos, consistían de unas generosas raciones y con un buen nivel en general.

El precio de los vinos, altos sobre todo los de buen nombre, me explico los baratos a poco mas de multiplicar por dos, los famosos muy altos en mi criterio en precio. El servicio del vino, dar a probar, cubitera y nada más.

Local que tiene muchos adeptos(no me explico cómo solo tiene mis comentarios en Verema), como muchos seguidores tienen los lugares de cocina, servicio y producto clásico. Quizás a la mayoría de la gente que le gusta este tipo de cocina, en mi criterio, el precio les importa menos, aun en estos momentos.

Restaurante de los “llamados clásicos” de Santander, que hacia varios años que no visitaba, de hecho en mi ultima visita estaba en su ubicación anterior.

Actualmente se localiza en calle Castelar, para los que no conozcan mucho esta ciudad, decirles que el entorno exterior es magnifico, en primera línea de la bahía y a un paso del Palacio de Festivales. Aparcamiento en subterráneo “a la puerta”.

Dos personas al mediodía de un miércoles, nos acercamos previa reserva telefónica, a las 15 horas.

La entrada fue de las de “frases hechas y sonrisas a doquier”, pero sin prácticamente dejar hablar y sin consultar la reserva.

El local dispone tres comedores, dos en la planta baja y otro en el sótano. Se encontraba al 90 % de ocupación.

Nos acomodan en una mesa para dos personas, muy cerca de las vecinas(casi pegados), en una zona que se apreciaba destinado para dos personas, pues todas estaban colocadas “en batería”, con uno de los comensales sentado junto a la pared en un banco acolchado corrido. El resto del comedor estaba completado con mesas para grupos. Paredes con grandes cuadros representado el “Santander antiguo y sus personajes”. Ambiente ruidoso y con humo.

Mantel y servilletas, de color blanco y con ligera pérdida ya de cuerpo. Cristalería, con copas de vinos normales y grabadas con el nombre del local, lo cual a mi sin tener una razón única, no me convencen. Vasos de agua algo burdos con culo gordo y de diseño como atulipado. Platos blancos, clasicotes también.

Carta de platos, de las más clásicas de las que he leído últimamente, aclarando el responsable de tomar la nota, que la cocina seguía en la misma línea desde hace años.

Solicitamos para compartir:
Revuelto de habitas con jamón de Guijuelo, presentado en una fuente grande, con dos huevos estrellados encima, teniendo que el realizar el revuelto el comensal, al no ofrecerse el servicio: en cuanto al contenido del plato en si, disponía de una buena cantidad, con buen punto de las habas, el jamón no destacaba por nada y sobre todo en los primeros momentos me dieron un recuerdo metálico las habas.(18 euros)

De plato:
- Merluza con calamar (este plato le he conocido siempre en este restaurante) presentado la merluza como en bastoncitos gruesos, rebozada y con los calamares en la otra parte del plato con su tinta y troceados (25 euros): la merluza resultaba algo seca y los calamares recordaban en algo a los que se presentan conservados. No gustó.
- Machote al horno (24 euros) buena ración, buen punto del machote y bien las patatas de tipo panadera que acompañaban al pescado. Cumplió.

Y aquí se acabo la comida, pues al mismo tiempo de retirar los segundos platos el camarero, nos pregunta si queremos algo de postre y luego de aclararnos que los helados no son hechos en la casa, se despide diciendo ahora vuelvo a tomarles nota.

Esperamos como 15 minutos y ya, sin ganas de de postre y recordando que a 200 metros esta el café Suizo que pone unos cafés magníficos, solicitamos la cuenta.

Ahí empieza otro problema con el ir y volver con la tarjeta y el DNI, pero es un tema no de la comida en si.

La carta de vinos, si la de platos es clásica, esta quizás lo es más, con precios altos, había unos pocos vinos añadidos (unos a lápiz), y entre estos había un Casalobos 2005(24 euros), que evidentemente pedí sin ánimo de maridar y que la responsable de tomar la comando solo se le ocurrió decirme ¿sabe que vino ha pedido? El servicio del vino se limito a descorchar y probar.

Una botella de agua y una cerveza completaron la comida y el total fue de 106 euros (un entrante, un vino y dos platos).

La despedida otra vez tipo mecánico, buenas tarde, feliz año y no preguntaron ¿Qué tal han comido?.

Creo que voy a tardar otra vez años en volver. Hace tiempo que no salía de un local tan a disgusto.

Por cierto el café en el Suizo, perfecto en todo.

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