Local que en estos años pasó una época más floja y ahora se revitaliza. Local lleno de mesas familiares, bien montadas las mesas, buena separación. Carta de vinos muy clásica peor con suficientes referencias.
No vimos carta de comida porque ya estaba la reserva de los principales, así que cantados los entrantes optamos por una coca cola, un agua con gas mediana y una sin gas, que luego se ampliaron hasta tres, grandes con un Viñas del Vero gewürztraminer 2013 servido a buena temperatura, dado a probar y autoservicio en cubitera.
Entrantes: clochinas hay que aprovechar la época, buen tamaño y carne, bien hervidas y sin casi aditamentos de especias.
Puntillas rebozadas: buenas, bien fritas, nada aceitosas.
Ensalada valenciana, buena ración, tomate maduro y bueno.
Para principales el encargo: 2 de espardenya y 3 de gran colloni. Guisos contundentes tanto es así que el camarero nos aconseja ir con calma. Entre bromas se apuntó que lo de colloni era porque el camarero decía que después de la espardenya, no había collonis ("co.ones", traducido al castellano) de acabarse la otra paella de guiso.
El primero se trata de un guiso de anguila y pollo y conejo (éste no vino ese día) con patatas, buen caldo, sabroso sobre todo la anguila ya que el pollo (pechuga y ala fundamentalmente) quedaba un poco seco.
El segundo (más bien tercero) el gran colloni un guiso como el all i pebre pero en vez de anguila con cordero, con el mismo caldo y especias pero con trozos de cordero guisados y servido en paella donde se había guisado. Espectacular.
Estos contundentes 2º y 3º plato se merecieron un tinto que tras acertar (si ésto fuera la lotería, sería ya rico) el que no les queda (AN2), el elegido fue: Arzuaga crianza 2010, que aguantó bien el envite. Lástima que el camarero después de darlo a catar se lanzara a servirlo en las mismas copas del blanco anterior; algunas aún tenían algo de blanco y pregunta si trae otra copa ¿? (menos mal que no hizo un rosado a la antigua usanza).
Para postre después de ser cantadas las muchas opciones, un plato al centro de fruta cortada y un helado de higos (a petición) escaso de higos pero refrescó un día que salió nublado pero que hacía calor en el comedor, por dentro y por fuera (demasiado) de los comensales.
Unos cafés y declinamos los chupitos alargaron la sobremesa para hacer algo de tiempo y comprar en el cercano horno de la Beata Inés unas tortas cristinas unos donuts caseros de chocolate y una torta de pasas y nueces XL para merendar/cenar.
Para hacer tiempo dimos un largo paseo entre los arrozales de la albufera con las matas ya de casi un metro y el arroz empezando a amarillear. Una alfombra verde de muchos kilómetros cuadrados.
Son ya muchisimos años los que el Restaurant Fede nos deleita con sus arroces,dos generaciones que yo sepa.Siempre que voy alli me acuerdo una vez que fui con mis padres,tendria yo 8 años y el camarero sin querer me tiro encima la salsa de un "sepionet",desde entonces sigo visitandolo habitualmente,buen arroz,buena carta de vinos,muy buena atencion y el precio algo caro,tristemente habitual en el País Valencià.
En vereno suleo ir a este restaurante. Esta vez fuimos 6 amigos. El local tiene un comedor amplio y acogedor. Esta vez comimos de entrantes, pescadito frito, rebollones, calamar plancha.
Como plato central una paella de arroz con bacalao y espinacas, muy bueno, y de postres tiramisú, brownie, creep de chocolate, helado de mandarina.
Acompañamos la comida con dos cervezas, colas, y 2 botellas de shiraz de Alvarez Notling. Acabamos con cafes y un Juve Camps, reserva familia.
Como muy bien.