Apunta alto.

A pesar de la crisis,todos los meses surgen en Madrid nuevos restaurantes en busca del éxito y no pocos, por cocinas inconsistentes,servicios poco competentes o precios demasiado severos se ven obligados a cerrar sus puertas y otros no logran los parabienes de crítica y público.

No va a ser el caso de Nikkei 225.Por su excelente ubicación,su decoración retrovanguardista de estilo neoyorkino,obra de García de Vinuesa,su buena bodega,su equipo de sala bien engrasado(con algun pequeño fallo) y sobre todo por la excelente cocina nikkei,japonesa con reminiscencias peruanas(o más bien al revés) que ofrece Luis Arevalo,consagrado en el 99 Sushi bar de Hermosilla,va a suponer que tenga éxito de crítica y le siga la clientela.

Cena para cuatro.Al entrar bodega acristalada.Dos salones,el primero amplio,con amplios ventanales, luminoso,buena separación entre mesas y una barra de sushi con sillones.El segundo,al fondo,más serio,más oscuro,más señorial pero menos interesante.

La carta amplisima,con creaciones japo-peruanas utilizando una materia prima excelente.Optamos por el menú Nikkei 225.
-Koroke
-Ensalada de algas y mariscos.Aroma a mar y destaca el calamar blanco
-Ostras de Nueva Zelanda,exhuberantes de sabor
-Tiradito de naranja
-Futomakis
-Ceviche de corvina
-Tempura de cocochas.Textura impresionante.
-Niguiris,pez mantequilla,buey con huevo de codorniz y guncan de tartar de vieiras.Tres bocados,tres sabores sutiles y complejos.
-Bacalao en crema de berberechos,excelente el punto del bacalao y magníficos los berberechos.
-Postre:espuma de coco,crujiente y naranja.

Para beber cuatro copas de cava,Basa 2007 de Rueda y Riesling Mosel Maximin 2007 complejo,intenso,espectacular.Ambos con precios muy ajustados.El servicio del vino correcto y coperío Riedel.
Dos peros:los vinos fueron segundas elecciones ya que vinos que estaban en carta luego no los tenían en la bodega,hasta tres.A eso se le llama "engordar" una carta y el segundo la tardanza,no excesiva,en traer el vino de Rueda.

Servicio de sala eficaz.Impecable y didáctico servicio de mesa ofrecido por una camarera simpática,competente,con conocimientos sobre la cocina.
El precio 330 E,que por la calidad y longitud del menu nos pareció bien,más teniendo en cuenta como están las cosas por la capital.

A tres metros, en la barra de sushi teníamos al gran Luis Arevalo,sushiman inventivo y discreto,cocinero que ofrece una cocina japo-peruana de conceptos modernos basado en una materia prima de primera calidad.Concepciones inteligentes,sabores nítidos.Para mí uno de los grandes cocineros de Madrid en este tipo de cocina.

En definitiva,restaurante que lo tiene todo para estar en la cresta de la ola.Muy recomendable

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