Sitio agradable.

Visitamos este restaurante por primera vez.

El local es de estilo informal, mesas pequeñas y sin mantel, una curiosidad es que las servilletas son un trozo de gasa, desechable.

Muy cerca de nuestra mesa cenaba Ferran Adriá justo en un mostrador que hay delante del obrador donde preparan los Steak Tartar.

Pedimos una cecina de León (muy sabrosa) y tortilla rota (mejorable).
Como platos principales un Steak Tartar de solomillo y un cogote de merluza, estupendos, sobre todo el Tartar.
Cafes.

La carta de vinos es corta y con referencias no muy conocidas.
Pedimos un Ribera de Duero que no recuerdo, unicamente correcto pero servido con copas nefastas.