Esta maravillosa casa de piedra, se encuentra a las afueras de Pontedeume; esta al lado de un arroyo, y tiene una terraza preciosa, con mesas y sillas de Teka, con vistas a Pontedeume y la ría.Su interior es rústico, pero decorado con elegancia y buen gusto.
Su cocina es esmerada, con buenos productos de la tierra. Y sus postres caseros son de lo mejor. Sobretodo la tarta de galletas y chocolate, y la tarta de queso.
Su carta es muy variada y completa, al igual la carta de vinos con precios correctos.
Nosotros comimos, ensalada de queso de cabra frito con nueces; deliciosa; y Revuelto con grelos y gambas, que tenia mucho sabor; se nota que los huevos eran de corral.
De segundo un arroz meloso de lubina; que estaba en su punto; y Costrada de Kokotxas de bacalao con setas, excelente.
Los postres como ya comenté, mejores que muchas pastelerías.... Un diez para el encargado de los postres.
Para beber agua Cabreiroá; y un albariño, Terras Gauda, este nunca falla. a 23€.
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