Se trata de un establecimiento de abolengo, yo ya conocí a los padres y abuelos de los actuales propietarios. Sito en un precioso pueblo del Maresme, en lo alto, desde sus ventanales se vislumbra el mar.

El salón comedor es pequeño, de unas 15 o 20 mesas,decoración clásica, y otro salón interior para fumadores con chimena que seguro arde en invierno acompañando largas veladas.

El servicio es correcto, pero no especialmente perfecto. La comida es moderna, de mercado pero con raices super tradicionales, desde siempre los canelones y els peus de porc han sido enmblematicos aquí, ahora los siguen haciendo pero en forma más actualizada. Clasicismo y tipismo bajo capa moderna, lo cual está muy bien.

El vino bien, pero sin pasarse, carta corta, exclsuivamente nacional, bien seleccionada, con predominio catalán, se pueden encontrar buenos vinos a precios razonables. Servicio correcto

Ideal para recordar tiempos pasados, en los cuales por residir en Cabrils, iba muy a menudo.