Oasis gastronómico

Oasis gastronómico de obligada visita si se quiere disfrutar de un nivel de restauración superior al resto de propuestas de la zona donde se ubica. Nuevo local con un equipo jóven y con ilusión en cocina y sala, con decoración sencilla y luminosa y una amplia terraza muy apetecible en estas fechas.

Sobre una base de restaurante de comidas con precio reducido, añade la inquietud de una cocina que gusta en ofrecer un “plus” arriesgando con platos menos convencionales, más elaborados y creativos, en la sintonía de un gastrobar o un bistró.

Carta reducida, pero equilibrada. Dispone de menús de mediodía, que cambian diariamente; así como varios menús de degustación de tapas con precios competitivos.

Primera visita en la que nos recibió muy amablemente Raquel, que también ejerce de sumiller; nos ubicó en la terraza, estando en todo momento atenta. Nuestra elección fue uno de los menús de degustación de tapas, concretamente en menú AJNA, (nombre de chakra, como también el del restaurante), con un precio de 20 €, compuesto por:

- Dos aperitivos consistentes en unos bocaditos de jamón con sopa de melón, y un cremoso de morcilla y habitas.
- Timbal de esgarraet y mojama. Un guiño a la cocina tradicional.
- Clóchinas con vinagreta de verduritas y aceite de estragón. Un plato pleno de frescura.
- Blanco y negro sobre pan de cristal y mayonesa de col frita. Un bocado exquisito, uno de los mejores de la cena.
- Tortilla deconstruida, inspirada en Ferrán Adriá, con huevo a baja temperatura, servida en vaso de cristal. Sabroso, sin duda. Quizás si la presentación hubiera sido en plato, la percepción de la complejidad de su elaboración hubiera ganado puntos.
- Crujiente de carrillada confitada y manzana verde.
- Su versión de tiramisú, en helado con amaretto. Con el detalle de una copa de vino dulce, gentileza de la casa.

La carta de vinos es reducida, pero adecuada a la oferta de platos, con especial atención a vinos valencianos. Tomamos un Muga Crianza 2007 (21 €), clásico y equilibrado, con largísima crianza en madera y servido a temperatura correcta.

Alejandro Platero, joven propietario y cocinero, nos explicó su proyecto y la ilusión con que desde la apertura del restaurante, hace algo más de un año, va incorporando nuevas creaciones y composiciones de platos, e imprimiendo una señal de identidad propia.

En definitiva, una buena elección para quienes, sin provocar dolor en el bolsillo, quieran disfrutar de una cocina que apuesta por un plus de calidad en el producto, su elaboración y presentación.