Restaurante situado dentro de la posada que lleva el mismo nombre. Se tranta de una casona montañesa recientemente rehabilitada, con su terraza, balcones, todo muy bonito, amplio aparcamiento.
El comedor es amplio, paredes de piedra y vigas de madera, mirador acristalado, mesas bien vestidas, vajilla y cristaleria correctas. Tambien dispone de un pequeño comedor para celebraciones, que es en el que estuvimos.
Cena de verano con los compañeros de trabajo, 9 comensales a la mesa con menu cerrado a 35€.
Para compartir:
Surtido de ibericos, correctos.
Pulpo a la gallega, bastante rico y generosas raciones.
Almejas al ajillo, muy ricas.
De segundos a elegir entre solomillo, bastante bueno, o rape con una especie de salsa con gambas y langostinos, tenia buena pinta.
Postres, varios a elegir, se pidieron tartas de queso y de chocolate, bastante decentes.
Se termino la cena con cafes, escoceses, algun que otro GT de Seagrams y un chupito de Macallan.
En el apartado de vinos, el menu incluia vino de Rioja que algunos desestimamos pidiendo Abadia Retuerta Seleccion Especial 06 y Valtravieso 06 y alguno que otro, Mateus. No vi la carta, pero me fije un poco en la vinoteca climatizada que habia y las referencias eran casi todo Riojas y Riberas.
Servicio bastante correcto.
Habra que volver para probar a la carta.