Cena tres personas.
Al centro, croquetas del chef, con piñones, sobre una cama de puré de patatas, dos mini hamburguesas de buey y huevo mollet, servido en copa de cóctel (muy bueno).
Seguimos con cordero, solomillo de cerdo ibérico y atún rojo.
De beber, agua, cerveza, manzanilla en rama de La Gitana (no la conocía y no decepciona), y botella de Taberner.
Un par de postres y a dormir.
Insisto, para mi, apuesta segura.
lo único malo de este local es que siempre está lleno y es muy difícil conseguir mesa.
el servicio es normal, nada especial. la carta varía cada pocas semanas y es de mucha calidad.
Visitar el pequeño bar y restaurante La Azotea ofrece algunas sorpresas agradables a su llegada. A pesar de ser un local pequeño, está bien repartido entre sus mesas y barra. No más de 5-6 mesas, y para las que es indispensable reservar con antelación, con una carta fresca, variada y sencilla, sin estridencias.
En barra, tapeo tradicional con un toque elegante y moderno, raciones y tapas generosas y cocina eficiente y rápida.
En cuanto a los vinos, sus propietarios cuidan bien una carta con referencias que a veces no suelen encontrarse fácilmente y agradan al buen conocedor.
El servicio es muy humano, atentísimo y cercano, y el personal habla varios idiomas.
Para un mediodía o noche donde asegurarse el éxito. Volveremos.
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