Para una celebración familiar comí este domingo en este restaurante del cual no tenía ni noción, aunque dado que fuimos aconsejados por un sobrino gourmet pues debería haber supuesto el buen nivel. El local me gustó mucho, es un comedor pequeño pero muy bien decorado en blanco, diáfano y luminoso, con espacio suficiente entre mesas, mantelería, vajilla y coperío de buena calidad; resulta elegante y acogedor en su conjunto.
Para abrir boca unas barritas de sésamo y oliva negra presentadas en un vaso lleno de alubias, buen punto.
Ibamos con un menú pactado en forma de 3 entrantes:foiegras en bloc; acompañado de una mantequilla a la pimienta rosa riquísima, zanahoria y violeta en forma de huevas de lo más original; con sus correspondientes tostaditas. Queda un plato la mar de estético a la vista y además muy rico.
El 2º excelente en su simplicidad: anchoas rebozadas con limón y romescu; en mi opinión éste último le sobra, no aporta nada ya que las anchoas estaban tan buenas que no pedían nada más, si acaso unas gotas de limón.
El 3º risotto de hongos en ración individual, los 2 anteriores eran al centro, cremoso y al dente.
Los 2os a elegir: rodaballo, dorada a la sal, merluza plancha, ternasco asado.
Yo personalmente escogí éste último que estaba bueno pero me gusta un poco más crujiente, las patatas sublimes. Por contra los pescados rayaban todos a gran altura, en especial la dorada a la sal era de concurso.
En los postres puedo enumerar el hojaldre con helado y chocolate, la mouse de requesón, el sorbete de manzana verde,...elegi el hojaldre y le faltaba un punto, quizás lo más flojo de la comida.
En el menú los vinos a alegir fueron un rosado de Calatayud y un tinto del Somontano, a escoger entre el Laus reserva y el Señorío de Lazán, buen nivel en todo caso. El tinto llegó caliente y lo enfriamos en cubitera sin problema; servicio del vino muy correcto. No vi la carta de vinos.
Pan de un tipo tipo panecillo redondo bueno a secas, me recordó el antiguo pan de cinta que comía en mi juventud zaragozana.
Café bien preparado.
La atención amable, cercana y profesional, ni un pero; es un valor más.
El cocinero salió a ver cómo iba la comida, no sé si lo hace con todos.
En resumen comimos muy pero que muy bien en un local con encanto, a base de un producto irreprochable con algunos toques de modernidad que también yo valoro: me llamó la atención el excelente nivel de los platos de pescado. A repetir en alguna otra escapada a Cesaraugusta.
Me invitaron.