Bonito local

Dos comensales acudimos a cenar a este elegante salón, con gran luminosidad y es de esperar que por el día así también será e incluso mejor, al disponer de amplios ventanales que asoman a la zona de piscinas, jardines y viñedo.

Mesas amplias, bien separadas. Perfectamente vestidas, destacando el tejido de los manteles y servilletas de gran nivel.

Servicio de sala, muy voluntarioso y con ganas de resultar simpáticos.

Carta de vinos con vinos de la bodega de la casa, nos decantamos por un Torremilanos reserva 2004, que nos sorprendió gratamente. El servicio del vino voluntarioso de nuevo.

Ante el hacer al mediodía el honor al lechazo en otro restaurante de la zona, nos decidimos por productos que generalmente se tratan muy bien en la zona.

Tras un aperitivo de la casa, compartimos de entrada una mollejas en salsa: punto demasiado blandengue y salsa, sin saber de que(a mi criterio problema evidente).

De segundos, uno se decide por barbadas (cocochas) al pil pil y el otro por un plato de Bacalao y cocochas en salsa: el pil no es el pil que yo suelo considerar y la salsa de el plato combinación, pues tampoco convenció. El bacalao era de muy buenas calidad.

De postre uno se decide por helado: demasiada sensación de cristales y poco sabor.

No puntuare el servicio del vino ante la carta de la casa, como es de comprender.

Por cierto cenamos solos en el restaurante, lo cual siempre da una sensación muy especial, en un sentido u otro.

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