Local coqueto , con iluminacion de velas que le hace en principio intimo. Taburetes altos , mesas amplias , poca separacion entre ellas y un ambiente que ,al llenarse, es tan ruidosos que es practicamente insoportable. Manteles y servilletas de papel, con cuberteria , vajilla y cristaleria de batalla.
la carta esta basada en platos para compartir en forma de tapas , ensaladas y carpaccios.
En general el resultado es favorable. probamos diferentes platos y yo destacaria por encima del resto , el crujiente de calamar (con muchisimo sabor y buena fritura), el rabo de toro (meloso , jugoso y potente), los huevos fritos con patatas y gulas y los canelones de pato. Mas flojos las minihamburguesas de buey (demasiado crudas y con poco sabor) y el crujiente de langostinos.
Postres caseros , pero muy flojos.
Buen cafe y panes mas bien flojos.
El servico de vino ni esta ni se le espera. Como han abierto hace poco no tenian la carta de vinos. Nos lo recitaron de palabra y , la verdad es que es sota, caballo y rey. No es una carta clasica , es una carta super clasica y muy poco variada. Por ejemplo , tan sólo hay unj blanco (como no.....Verdejo). El servicio se limita al descorche y dar a probar. No es desde luego su punto fuerte.
Muy buen servicio en la sala. Agil, diligente , amable y rapido.
No puedo hablar de RPC porque no pague yo, pero me da la sensacion que no es barato.