Comida y servicio no estan a la altura del local.

Una lastima que semejante local pueda morir de éxito al menos en lo tocante a lo gastronómico. Quizá por su desmesurado tamaño la cocina no dá de sí ni en calidad ni en rapidez. El personal, joven, competente y atento, se desvive subiendo y bajando escaleras y los ascensores no paran de trabajar pero aún así los tiempos de espera son inadmisibles,mas de tres horas y media para una comida nos llevó la última vez que estuvimos.
La carta es interesante y resultona, demasiado pretenciosa en realidad a mi entender. Una Ensalada donde la Perdiz llega seca, unos raviolis de rabo de toro bien resueltos pero donde se ha perdido toda la melosidad del rabo por el camino.
Probablemente la eleccion mi segundo, arroz con pisto, fuera error mio,(a quien se le ocurre en Toledo!!). Eso era exactamente,un buen pisto con un arroz soso y encima un velo de cigala que no aportaba ni sabor ni textura. Los demas segundos fueron mas afortunados pero no por ello destacaban.
Una pena que un local tan impresionante no centre mas sus esfuerzos en ser referencia gastronómica en esta maravillosa ciudad.

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