A mi me pareció un buen sitio de pinchos vascos y comida de mercado propia de este tipo de restaurantes vascos. La cuajada, única. El servicio, una camarera sobre todo sensacional. Un bar restaurant de tapas y platillos, muy correcto, pinchos vascos y buen producto de mercado. Navajas, calamar de del norte, ostras.....Un buen tartar de Atún. De postre la cuajada de oveja ahumada con piedra quemada, es la primera vez que la pruebo en Barcelona al estilo de la Ulzama. Genial. Recomendable. El vino tiene una oferta correcta, Buena Txakolina y también otros vinos y cavas. El servicio, sobre todo una chica camarera, excepcional, a esas horas de la noche desplegaba empatía y sugería platos. Muy enrrollada. Vale la pena

Despues de pasear e ir de compras por el centro de la ciudad, nos apetecia comer algo ligero y rapido; como unos montaditos; al pasar por la calle Ferran, al lado del Palau de la Generalitat; vimos esta bonita euskal taberna, del grupo Sagardi, bien decorada y elegante.
Tenian la barra llena de apetecibles montaditos, y largas mesas con sillas realmente altas donde comer, todos juntos como buenos hermanos. Cuando me senté ya me olió a chamusquina, que los únicos nativos del local(personal inclusive, eramos mi mujer, los niños y yo..). Nos sentamos en las mesas que estaban vacias del fondo, se nos acercó un camarero, y nos preguntó si ibamos a comer a la carta o solo tapeo. Nosotros dijimos que tapeo, entonces nos hizo levantar y sentarnos con la muchedumbre, al lado de unos guiris, que estaban tan pegados a nosotros, que la situación fue realmente desagradable para todos, suerte que se fueron al momento.
El camarero no nos traia platos, al cabo de 5 minutos, le pregunto si tenia que sostener los montaditos con la mano, nos trajo tres platos ignorando al niño pequeño, y despues de otros cinco minutos nos preguntó si queriamos algo de beber...
En la barra llena de montaditos, la variedad se limitaba a solo 8 , ya que aunque estaba llena de bandejas, estos se iban repitiendo.
Ausencia de montaditos calientes, yo pregunto al camarero, y este me ignora ya que estaba atareado discutiendose en voz alta en medio de la sala con otro camarero, muy profesional si señor... Pude deducir, que se le acababa el turno y ya le resbalaba todo. Eché en falta alguien que estuviera al mando para poner orden.
Un rato más tarde, volví a preguntar por los montaditos calientes en catalan; y me dicen que no me entienden; eso ya fue el no va a más....
Les hablé en castellano, y me responden que ya se pasaran con los platos por las mesas, solo me sacaron unos de txistorra al cabo de diez minutos y otro de croquetas de bacalao.
Pido la cuenta, una dos, tres, hasta cuatro veces; ya desperados al cabo de 15 minutos, nos ibamos por la puerta, cuando nos vieron, se apresuraron en cobrar, carísimo por el pésimo servicio y la mediocre calidad de la comida...