Ciertamente Manuel de la Ossa sigue aportando su toque de genialidad a una

Ciertamente Manuel de la Ossa sigue aportando su toque de genialidad a una cocina que hunde sus raíces en la tradición manchega pero con un atractivo toque de modernidad. Clásico, dentro de su planteamiento, es su “reconstrucción” de la sopa de ajo. Magnífica la presentación de los platos y bastante consistente el menú de degustación donde por poner un pero tal vez la “ostra con calabaza, cítricos y azafrán” flojeó levemente. Buen servicio del vino aunque no muy detallista. Buena carta con referencias amplias y bastante más cosmopolita que en la anterior visita. Buenas copas y el cava se sirvió a la temperatura adecuada. El local, con buena decoración, amplio y bien equipado aunque por fuera es muy poco atractivo, en este caso nos tocó una zona de paso al comienzo del local pero estuvimos a gusto durante “casi” toda la comida. El servicio bastante bueno, de nuevo diré que durante “casi” toda la comida. Al final, algunas salidas de tono de uno de los camareros, que además se empeñó en que no nos acabáramos el cava....y se “peleó” con un compañero por nuestro azucarero, deslucieron un tanto el disfrute.

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