Paso directamente a relacionar los platos que pedimos del menú semanal, puesto que sobre el local está ya todo comentado.
La atención recibida a nuestra llegada fue como siempre cordial, nos ubicaron como casi siempre en la primera mesa según se sale de la cocina y junto a la cristalera.
Una buenas aceitunas para esperar que el camarero tomara la comanda, una vez echa la misma un aperitivo consistente en una mini ración de pastel de merluza y una rodaja de tomate, de primeros pedimos ensalada con magret de pato escabechado, buena presentación de la ensalada aliñada con una buena vinagreta, incluía además pipas de girasol, fresas y tomate muy sabroso y tostada del "mosén" con escalibada, anchoas y queso de cabra. El plato principal fue un arroz servido en la mesa con cazuela de hierro fundido, dada las dimensiones muy justas de la mesa la cazuela era más bien un estorbo, creo recordar que en otras ocasiones el arroz lo servian emplatado, un gran arroz con almejas, mejillones, sepionetas y un buey de mar partido en dos para facilitar el trabajo, arroz muy bueno y gustoso y con un excelente punto de cocción.
Coincidimos en el postre, borracho de músico con crema catalana, bizcocho con nueces con un fondo de crema más liquida de lo que se considera crema catalana y que personalmente definiría como natillas acompañado con fresas troceadas y rematado con un chupito de mistela.
Dos tipos distintos de pan.
Una botella de agua de un litro y dos copas de vino blanco Serrasagué de la DO Empordà incluidas en el precio y una copa extra de vino que por supuesto cobraron aparte.
Dos buenos cafés y unas almendras y avellanas garrapiñadas hechas en casa.
Sin duda un local de referencia en el Barri Vell que mantiene una excelente RCP que recomiendo.