Sorpresa, sorpresa

Buen restaurante justo en el límite de Andorra la Vella y Escaldes, muy próximo a la zona comercial de la Av. Meritxell.
Local con solo 6 mesas bien separadas, con ambiente acogedor. Servicio atento, profesional y con muchas ganas de agradar.
Carta no muy amplia, de mercado pero con toques actuales en cuanto a elaboración y perfecta presentación. Facilidades para pedir medias raciones que ni siquieran recargan en la factura.

Cena para 1 pax:

Aperitivos de la casa:
Sardina maridada sobre una ensalada creo recordar de cous-cous.
Lomo asado de cerdo sobre una mouse de queso y espuma de manzana.

1/2 ración de ensalada de gambas maceradas en vinagre con guacamole y escarola. Fresca, ligera.
1/2 ración de canelón relleno de pintada con habitas baby. Perfecto, para nada pesado.
1/2 ración de paletilla de cordero asado con aceitunes de aragón. En su punto, bien por la cocina.
Postre: Tatin crujiente de plátano con ron y helado de menta. Este último de ensueño.

Ponen, sin pedir café, unos dulces en la sobremesa.

Cestita con tres panecillos variados.

Carta de vinos no muy amplia pero perfectamente asesorada con vinos modernos (El Sequé, Atteca, San Román...) con precios ajustados. Por ejemplo Mauro VS a 61€ incluidos impuestos. No pedí vino pero el servicio en otras mesas era perfecto.

Al final una breve conversación con Meritxell de Dios muy agradable.

Precio total: 40.04€ (incluidos impuestos, pan y servicio a 1.50€ y botella de agua de 1l a 3.00€)

Nota: Sales del restaurante con una sonrisa por lo recibido y pagado y pensando cuándo será la próxima oportunidad para visitarlo.