Nuevo restaurante con el mismo nombre en C/. Albereda, 7 bis

Local interesante, buena situación, algo estrecho todo, demasiadas mesas y sillas incomodas.
Servicio amable, efectivo.
Comida...de microondas. Sin ningún tipo de pretensión. De calidad media. Puntos de cocción desfasados. Alguna cosa mal cocinada. Platos sucios de aceite al haber sido calentados en el microondas, (como mínimo, calienta-lo en un plato donde no lo servirás posteriormente, y si no es así limpia bien el plato y no le pases solo un paño seco.)
Carta de vinos cortisima y mas tratándose de un restaurante supuestamente de vinos. No mas de 15 o 20 referencias. Copas de calidad, aunque en algunas mesas había hasta tres copas diferentes.
Postres...un buffet con fruta a temperatura ambiente, iogurts la fageda y tocinillos gigantes. También un surtido de quesos.
Calidad precio? Para mi caro. No disfruté para nada. Incluso me agobié al marearme un poco gracias al exceso de grasa en todos los platos.
Me decepcionó.

Local bonito en el centro histórico de Girona,excesiva densidad de mesas y además la nuestra estava coja, cosa que durante toda la comida estuvo causando molestias, añadir que las sillas no son nada comodas.
Respecto a la comida ,la carta es extensa con numerosos platos que te permiten realizar una comida a base de diferentes degustaciones.Buena calidad del producto, elaboraciones i puntos de cocción sólo correctos.A destacar negativamente que algunos de los platos no se sirvieron a la temperatura debida y estaban frios. Muy bueno el micuit de foie y la lengua de ternera con pistachos, pero mucho más flojos los huevos estrellados, el magret d'ànec, las chips con brandada, la butifarra dolça, los caracoles y las croquetas de ceps.
Así la impresión final resulta irregular y mejorable.

Local acogedor y con gracia, el servicio del vino es correcto, buenas copas e interesantes referencias, nivel de confort bajo (sillas incomodas y sensación agobiante),en cuanto a la comida solo destacar la selección de quesos. Es ideal para ir a primera hora y acabar la cena en otro sitio.

Local amplio y atractivo situado en el casco histórico. Decoración rústica y excesiva densidad de mesas.

La cocina es de temporada y está basada en las recetas de la zona con algún toque innovador. Correctas ejecuciones y materias primas, aunque algo irregular (buenos los canelones de langostinos y el rape y regulares el rissoto y magret de pato). Postres destacables.

Carta de vinos muy corta y exigua, apenas 15 referencias. Me indicaron que tienen más vinos y que podía bajar a la bodega. Pero para mí lo que no está en carta no existe. Precios correctos y copas buenas. Hay una selección de vinos dulces por copas.

¿El Servicio? La carta está sólo en Catalán, Inglés y Francés. Sin comentarios. Menos mal que una camarera me tradujo ciertos platos. Una de las camareras nos habló continuamente en catalán aun sabiendo que no lo hablábamos. Afortunadamente al exigir el cambio de camarera ya no fue así. Si no, me habría levantado y hubiera abandonado el local.

Una correcta taberna vinícola sin mayor interés pero que pasará a mi recuerdo negativo pues ha sido la primera vez que me he sentido extranjero en mi país. Así no deben hacerse las cosas. Precio 35 euros + vino.