Buscaba para una cena con mi pareja un restaurante que no conociera en Bilbao y di con este a través de Verema, donde su comida tiene muy buenas críticas que confirmó un artículo de David de Jorge (http://blog.daviddejorge.com/2011/07/25/ur-gatza/), al parecer un entusiasta de este comedor. Para empezar el local me pareció muy agradable, cierto es que minimalista pero para nada frío sino más bien sobrio y al mismo tiempo acogedor (con una agradable música, suficiente espacio pese a su pequeño tamaño y bien equipado en cuanto a vajillas, cristalería, etc.). De la comida poco pueda añadir a lo dicho por Oscar: estupendo el producto y las combinaciones de sabores. Optamos por el menú hiri, de 28 euros, que es practicamente igual al descrito en el anterior comentario de Oscar. Destacaría la merluza con espárrago (increible, para mi alta cocina) y la carrillera, un plato más tradicional y predecible pero ejecutado con maestría. Pan de primera división, café solo pasable. El servicio excelente, amable y discreto, ajustado, todo servido con una perfecta cadencia y por supuesto sin escatimar en cubiertos y platos.La carta de vinos corta pero bien escogida (Sierra de Cantabria Cuvee 2008 a 22,50). Como queda dicho en otros comentarios, la RCP imbatible: al final, con cafés y bebidas (no copas) unos 45 euros por barba (con un vino más modesto se baja fácilmente de los 40). Termino con dos observaciones. Uno: ¿qué debe hacer un restaurante para tener éxito de público? Por mi experiencia y por lo leído y oído siempre hay pocas mesas ocupadas en el Ur-Gatza y no acabo de entenderlo si tenemos en cuenta que se ofrece a precio chollo una velada gastronómica de nivel. Grima me da pensar en los 65 euros que pagué hace poco en Casa Rufo, donde la gente se da de tortas por encontrar mesa... Dos (y quizás esto explique lo anterior): el Ur-Gatza ha hecho una apuesta a la vez cómoda y arriesgada pues solo ofrece menús degustación (el pasado viernes dos, uno de 28 y otro de 40, ambos la verdad muy muy parecidos). Esto facilita las cosas en cocina y garantiza la calidad de las elaboraciones y productos que se sirven, pero al mismo tiempo puede reatraer al comensal, que ve muy limitadas sus opciones de elección. Es casi una política de comedor escolar: te sientas y comes lo que ese día toca, que por cierto apenas cambia a lo largo del tiempo a juzgar por lo leido aquí y en otros foros, con lo cual ni tan siquiera te aseguras la reiteración del cliente habitual. En definitiva, un sitio peculiar pero muy recomendable, al que desde luego yo volvería (teniendo en cuenta esa limitación que comento). Ojalá les vaya bien y acaben triunfando en estos tiempos tan difíciles, en los que precisamente más se debería apreciar el ajuste de precios.