Muy bueno

Suelo ir a Calpe con toda la familia y mi opción allí es la cocina tradicional o los establecimientos que se que se adaptan fácil a los gustos de un niño de 7 años... así que hacía bastante tiempo que tenía la referencia del Abiss pero no acababa de encontrar la oportunidad. Finalmente este agosto llegó la oportunidad de tener una cena con mi pareja y no tuve duda... quería probar que tal este restaurante ubicado en los bajos de un hotel de lujo en el mismo pueblo y muy cerquita del paseo marítimo. Buscando que la cena no fuera muy copiosa elegimos el menú de tapas (39€ sin bebidas). Tomamos:

Lomo de Anchoas Lolin con petalos de tomate confitado. Muy rico.
Sushi de anguila ahumada con mango y aguacate. Excelente, un plato muy rico, sabroso y atractivo.
Ceviche de Pescado de Lonja con Toques Mediterráneos en Textura Crujiente. También excelente, uno de los mejores platos de la noche y con el justo toque de cilantro, que es sin duda el elemento más "peligroso" en su elaboración.
Atún Rojo del Mediterráneo en una Espalda de Vinagre Balsámico de 8 Años. Espectacular, para mi gusto el plato de la noche.
Falso Rissoto de Boletus con Codorniz en Dos Cocciones y Su Velo Gelatinoso. Muy bueno también, aunque las raciones son ajustadas seguramente el plato más consistente, y aunque estaba todo muy bien ensamblado es el que más "pesado" resultaba.
Lingote de Hígado de Pato con Pan de Jengibre y Compota de Manzana. Muy bueno.
Mini hamburguesa de pato con su hígado,acompañado de patatas en salsa barbacoa. Espectacular... y eso que ya no daba mucho más de mí.... Su ajustada dimensión ,al textura y de nuevo el sabor hicieron que acabáramos con el sin problemas.
Con el cuerpo ya bastante saturado aún dimos cuenta de los 2 postres. Me encantó el Daikiri de Fresas, un postre desenfadado y refrescante y aunque estaba muy rico abordé el Volcán Líquido de Avellana con Chantilly de Amaretto, Café y Helado de Salvia bastante saturado. Nada que reprochar al plato pero no me lo pude acabar.
La carta no está nada mal, variada, con extensión media y algunas opciones interesantes. Tomamos un Louro, que acompañó muy bien toda la comida. Buenos cafés (normal y descafeinado) para el final de la velada. El local es amplio, muy diáfano, con gran separación de las mesas y una decoración moderna y funcional. El servicio muy clásico, serio y eso sí muy pendientes en todo momento de lo que nos pudiera faltar. La vajilla y la cubertería modernas y bonitas. Disfrutamos de la cena y espero volver a repetir mis buenas impresiones...

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