Y así rezaba un cartel que presidía aquella interminable barra. Presumían de tener registrada la receta de la salsa brava con la que cubrían raciones de oreja plancha (no oreja a la plancha, ojo), patatas, toritilla, incluso hubo pulpo
Ahora tienen sucursales, casi franquicias, han remodelado el local de la calle Álvarez Gato, que tanto sabor tenía, dándole aspecto de un Fast-food.
Ha desaparecido la kilométrica barra dejando la mitad del local para mesas. Ya no invita a pasar aunque no tuvieses ganas, como antes, que pasabas sin más.
Sin encanto, pero la ración de oreja sigue siendo bastante digna, en su punto, bien tostadita pero sin chumarrascar.
La salsa sigue estando como antaño, buena.
PD: Quien no ha jugado de crio delante de los espejos:))) aún siguen.
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