Cada vez que voy a Madrid hago mi regla de irme a Casa María, no sólo porque tiene mi nombre, pero sin duda debido a sus maravillosos Huevos Rotos! Tras la ventana yo vi que habían hecho algunos cambios, normalmente en los restaurantes cambiar significa el fin, o al menos el final de algo bueno. No hay necesidad de entrar en pánico! Todo estava todavía una delicia, los huevos eran maravillosos, la cola de toro (que a estas alturas ya debe saber es el plato favorito de mi marido ...) también, los postes, las cañas, todo queda perfecto!

http://cantcooksowhat.com/2014/06/05/casa-maria/

No estamos hablando de los clasicos restaurantes que hay en la tan afamada Plaza Mayor que aunque alguno se salva no dejan de ser los clasicos sitios enfocados para guiris que buscan sin complicaciones la esencia de la España de sangria y plato de paella.El sitio es bonito,en la planta de no fumadores que es donde estuvimos tiene un ambiente muy calido con todo abovedado y de ladrillo visto.El servicio esta en el limite de ser lento,con algunas lagunas mentales en traer algun plato pero aunque necesita mejorar un poco es aceptable en lo general.La carta es original en la concepcion de los precios es decir que los primeros sea cual sea al igual que los segundos tienen el mismo precio ya sea un rape como un solomillo.La comida al menos lo que pedimos estaba buena ya sean los callos como los soldaditos de pavia.Servicio del vino correcto con buenas copas y alguna sorpresa en vinos franceses como Marcel Lapierre o La Soumade que estaria mejor si las tuvieran todas las que reflejan en cuestion de estas referencias foraneas ya que los dos primeros vinos que pedi franceses no los tenian por ser complicados de vender(lo entiendo).

Nuevo en la Plaza Mayor de Madrid y en un estilo más moderno, con lo que ya no está solo el Kitchen Stories. Tiene terraza, pero sin duda son mas bonitos los salones interiores, sobre todo las cuevas, con arte contemporaneo en las paredes y mucho ladrillo visto. En la comida no se parece a su "hermana", Casa María, en Casa Palacio Atocha, el edificio en el que tambien está Alboroque. Aquí los platos son tal vez más tradicionales y las raciones más generosas. La cena resultó agradable, con dos excepciones importantes: el servicio y los postres. Fuimos en grupo y nos dieron una salita estupenda, pero tal vez un poco apartada, con lo que parecía que los camareros se habían olvidado de nuestra presencia. El servicio lento lentísimo. Por fin pudimos tomar una cervecita y un Yecla, Hécula Monstrell, a precio muy razonable. El menú completo, primero, segundo y postre, cuesta 33 euros. De los primeros muy buenos los huevos rotos al estilo de la casa, el plato de seis croquetas o el pulpo. De los segundos, el cordero estaba espectacular...tambien rico el secreto ibérico con reducción de vino....pero cuando todo prometía (a pesar de que los platos no es que jugaran con el riesgo)...zas¡¡¡...los postres, que fueron muy decepcionantes. Los helados tenían más agua que crema y el tiramisú sabía muy pero que muy industrial. Una pena. Habrá que intentarlo otro día, a ver si mejoran "lo dulce" y no tardan tanto en atender....El sitio impresiona, pero el resto...en fin.