No sé cómo acabamos en este restaurante, pero la verdad es que fue la única experiencia realmente desagradable que tuve en Italia.
Nos decidimos a probar los platos de pasta con pescado y la decepción fue absoluta.
Lo del salmón al papillot, no tiene nombre, seco, insulso y con un par de gambas tiesas.
Como me lo dejé prácticamente entero, la camarera me pregunto que si no me había gustado; le dije que no, y que el salmón estaba seco.
Como no, me lo cobraron y yo me fui al hotel sin cenar.
El vino..., pues un espumoso rosado para olvidar.
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