Esteban es un restaurante con una larga trayectoria que no había tenido ocasión de visitar aunque las referencias auguraban una experiencia más que placentera.
Situado en Mos-Porriño, a unos 10 km de la ciudad de Vigo, está ubicado en una casona de piedra perfectamente restaurada. Después de dejar el coche en el aparcamiento, entramos y uno se encuentra de frente una pequeña barra y, a continuación la cocina. Dispone de varias salas, incluida una en el exterior, pero el día caluroso invita a quedarse dentro con el aire acondicionado.
Mesa redonda para 6 (me gustan mucho más las mesas de este tipo que las alargadas) con mantel de buena calidad y coperío también bueno que fue cambiando con el tipo de vino, Riedel en muchos casos.
Nuestros acompañantes conocen la casa, con lo que ojeada rápida a la carta y el maitre, también sumiller, nos indica que, además de lo que hay en carta, disponen de mero a la brasa. Después de oír esto, la elección del segundo fue casi unánime y de primero dejamos que nos trajesen lo que quisieran para compartir.
Con una cadencia adecuada, fueron apareciendo en la mesa:
- Aperitivo. Se trata de una especie de buñuelos rellenos de una crema con mejillón. Es un buen entretenimiento mientras no llega el primer vino.
- Ostras. Esto es un capricho de uno de los comensales. Sólo les quedaba media docena de unas hermosas ostras bien frescas, es como comerse el mar.
- Tostas de bacalao. Este plato es una petición de otro de mis acompañantes que conoce bien lo que pide. Ahora que estoy escribiendo me doy cuenta que poca elección le dejamos al maitre ;-) Se trata de unas pequeñas tostas con una crema de tomate confitado, una lámina de bacalao en salazón pero crudo y encima una ajada. Verdaderamente impresionantes, gran elección.
- Pulpo á feira. Dos buenas raciones de pulpo á feira al dente, punto perfecto para mí aunque puede ser ligeramente duro para otros. Muy buen aceite para regarlo.
- Zamburiñas salteadas. Una generosa ración de zamburiñas salteadas con verduras y setas. El molusco de buen tamaño y el acompañamiento haciendo un buen papel.
A continuación llega ya el momento de los segundos. Aparece el mero perfectamente marcado en la parrilla acompañado de patata, guisante y una especie de mermelada que aporta el toque dulzón.
Uno de los comensales pidió merluza con una elaboración especial de la casa (plancha y acompañamiento con una especie de salsa de tomate) que a la postre resultó el mejor plato. Pude probarlo y, si bien el mero estaba bueno, la merluza todavía estaba mejor.
Alguno de nuestros acompañantes se quedaba con un poco de hambre así que antes del postre aún pedimos un par de entrecots de ternera a la parrilla para compartir. Carne perfecta de punto con varios tipos de sal para acompañarla.
Ahora sí que ya estábamos bien saciados pero alguno todavía solicitó un postre fresco, con lo que nos trajeron 3 cremas de chocolate blanco con helado. Postre fresco pero contundente.
En el apartado líquido, los acompañantes eran grandes conocedores del mundo del vino, así que esta fue la selección (un par de ellos puestos a ciegas por el gran sumiller, Óscar):
- Viña Tondonia Reserva 1998
- Louis Jadot Puligny-Montrachet 1997
- Olivier Gard 2010 (Chambolle-Musigny)
- Les Granits 2008 M. Chapoutier (Ródano)
- Heiden 2010 Riesling Spatlese
Estupenda selección que acompañó divinamente las buenas viandas. En el apartado de blancos, perfecto el Tondonia como siempre a pesar de ser muy joven todavía y especialmente curioso el Louis Jadot, del que estuvimos discutiendo durante toda la comida si tenía corcho o no. Daba unas notas de humedad que a ratos parecían venir de un defecto de corcho y en otros momentos desaparecían dejando ver un vino verdaderamente espectacular.
En cuanto a los tintos, increíble el vino de Olivier Gard, realmente tremendo y bien secundado por el Ródano.
Para los postres llegó el riesling que, sin ser nada especial, tenía ciertos toques de hidrocarburos que tanto gustan en los riesling.
No puedo poner el precio de la comida porque me invitaron aunque por lo que pude ver en la carta, los precios son bastante comedidos.
Una gran forma de ir por primera vez a un restaurante de este tipo: gran comida, tremenda bebida y enorme compañía. Servicio profesional sobre todo por parte del maitre/sumiller. A pesar de que me queda un poco a desmano volveré.