Velada sublime

Del 7 al 22 de noviembre se celebra la III Muestra Gastronómica de las Setas en Segorbe (Alto Palancia, Castellón). Nueve restaurantes de esta localidad ofrecen un menú de degustación con la finalidad de promocionarse. Algunos de ellos, sin embargo, no lo ofertan viernes y sábado noche, supongo que ya tienen el lleno asegurado sin necesidad de setas. Por tanto, conviene reservar y cerciorarse.

El Hotel María de Luna nos ofreció:
- Crema templada de rebollones con polvo de jamón y aceite de serrana de Espadán. Servida en una copa de cóctel, resultó una auténtica delicia, el refinado sabor de los rebollones estaba acentuado con la presencia salina del jamón y la untuosidad del aceite.
- Setas en escabeche con su pequeña ensalada. El escabeche estaba en su punto justo de acidez. Quizá sobraran las bolas de pimienta negra. El plato verde de la noche.
- Fideos fritos con rebozuelos y mollejas con láminas de foie. En mi opinión, lo mejor. La pasta se encontraba perfectamente cocida e integrada con sus ingredientes, todo ello caliente. El foie, finamente laminado, fue servido frío encima del timbal de fideos y el contraste de ambas temperaturas permitía al foie ir derritiéndose con su sal Maldon. Un verdadero placer al entrar en boca.
- Medallones de rape salteados con boletus edulis y crema tibia de puerros. Buen plato de pescado y buena conjunción entre el rape y el sabor sentido de los puerros.
- Cabrito lechal relleno de setas silvestres y crema espumosa de patata. Un poco de carne para finalizar, tierna y crujiente a la vez, con una guarnición de patata con textura de espuma que la hizo menos pesada.
- Torrija caramelizada con crujiente de café y sorbete de setas. Postre a la altura del menú. Acertada ejecución de la torrija y muy original el helado de setas.

Estaba incluido también: agua, cerveza, refrescos, vino Orero Selección '06 y café.
Nosotros tomamos agua, vino y té.
En cuanto al vino, comentar que le faltaba algo de temperatura, error subsanado inmediatamente, y que no fue dado a probar, sino servido directamente. Pese a estos fallos, las copas eran adecuadas y el servicio muy amable y atento en todos los aspectos.
Cambiamos el café por dos tés, uno negro y otro rojo servidos de forma individual en teteras de émbolo.
La mantelería de las mesas presentaba una gama de grises bastante atractiva y agradable. Los cubiertos fueron cambiados en cada servicio y la sala estaba bien decorada, con telas de color suave y maderas, correcta separación entre las mesas. Espacio cálido y cómodo.
Lo anteriormente expuesto, sin contar un Lagavulin 16 con el que me autoobsequié -disponen de carta de licores-, 34 € por persona, IVA incluido. Si este local funciona igual de bien sin muestras de setas, es para tenerlo en cuenta de veras.
También habría que echar un vistazo la carta de vinos, cosa que no hice.

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