Fuimos dos veces mientras estuvimos en Roma

Escogido por los comentarios recibidos aquí, puesto que no llevábamos guía gastronómica de Roma (tan sólo de viajes). Nada más entrar: comidas de trabajo, sólo se escucha italiano y la sensación de que no estamos en uno de esos restaurantes de menú "Turístico" (?). Buena atención, mesas decentes y copas malas que no enturbiaron una excelente comida. Servicio del vino correcto sin más, buen servicio de pan.
Lo mejor, la comida, aunque la carta pueda pecar de algo corta y ojo, algo raro, no hay pescado: pasta rellena de calabaza (zuca), impresionante; unos simples tagliatele frescos con prosciuto, soberbios. Carpaccios generosos y perdurable "Insalata di Manzo", rúcola, tomate y buey hervido; setas bien tratadas (Funghi porcini asados o en tarrina con taleggio -los dos únicos platos que nos parecieron caros-). Los postres son un punto y aparte: caseros y varían de día a día. Descomunal tiramisú con limón y frutas que al día siguiente pasó a ser tiramisú clásico (el mejor que tomamos en Roma) o torta de frutas (la mejor que he probado); pastel de chocolate en su punto de esponjosidad, intensidad, cremosidad.

En definitiva, nos encontramos ante una casa de comidas (un poco al estilo de Los Madriles en València), bien llevada, con una comida estupenda y una rcp atractiva (los 50 es porque pedimos 4 postres para 3, bastante bebida, etc..., se puede comer por menos). Si mejorasen el servicio del vino sería ya fenomenal.

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