Comida a mediodía de dos comensales. No hay menú, así que pedimos dos platos de pasta, un agua y una cerveza.
La pasta consistió en unos Spaghetti carbonara y unos Spaghetti nero di seppia. Esperamos más de un cuarto de hora en que llegaran los platos pero valió la pena. Los carbonara estaban estupendos, con la salsa bien integrada en la pasta y muy buen sabor; y los nero di seppia muy originales: trozos de sepia, su tinta y spaghetti en buena armonía. Quizá nos faltó algún entrante, pero llevábamos en la cabeza la idea de menú y no nos queríamos pasar de presupuesto.
Nada más a lo comentado anteriormente respecto al entorno. Sin duda, cocina italiana honesta y recomendable.

Pizzería italiana bastante convencional, con un gran comedor con mesas más bien juntas, decoración al uso en estos locales y cocina al fondo con un señor a la vista haciendo pizzas.
Pedimos dos de ellas (norma y 4 quesos) y estaban realmente estupendas. Mantelería de papel y cuchillos que casi no cortaban la masa.
Bebimos un chianti sacado de la nevera en copas gruesas y feas.
Servicio muy amable y simpático.

Restaurante típico italiano, manteles y servilletas de papel, desde el comedor ves el horno y como preparan la pizzas. Se puede comer una buena pasta fresca bien cocinada y en su punto perfecto.

Nosotros esta vez pedimos una ensalada al centro para compartir y luego sendos platos de pasta, mi chica como no unos tonarlli, espectaculares como siempre y yo probé fetuccine carbonara, buenos sin más, mucho mejor estan los gnochis que suelo pedir. De postre tiramisu, casero muy bueno y abundante ración.

Del vino no opino porque no pedimos y no he visto la carta, pero como en la mayoría de italianos creo que tienen un par de Lambruscos y poco más.

En definitiva un lugar donde ir a comer una buena pasta.