En la parte más alta de la Playa de las Canteras, llamada La Puntilla, encima de un imprescindible aparcamiento subterráneo con una amplia terraza cubierta y unas excelentes vistas de toda la playa y la costa de la ciudad, se ubica este restaurante que lleva ya varios lustros siendo un referente de la ciudad.

Muchas mesas amplias, bien vestidas, buenas copas y vajilla, sillas cómodas. Servicio de sala más rápido que eficaz, amable y que supo aconsejarnos muy bien porque es fácil equivocarse al pedir pues una cosa son platos de pescado y otra cosa son pescados enteros al peso. El ritmo de salida de platos de cocina estuvo afectado por el aforo notable del local.

La carta de bebidas es amplia pero nos limitamos a agua sin gas (se equivocó y trajeron con gas y la retiraron sin problemas) y dos jarras de cerveza de presión más una Tropical 0.0% (cerveza local) ya que veníamos de un picoteo de pinchos con vinos y una caminata con sol.

La carta de comidas tiene mucha variedad con predominio de producto de mar como cabe esperar: muy recomendable acudir al apartado de pescados porque hay una gran variedad y son desconocidos para los peninsulares; creo son lo más recomendable junto a los entrantes a compartir. Así lo hicimos.

Cuatro para comer con las consabidas salsas y pan cobradas aparte: 

. morena frita: de lo mejor del viaje, rebozada, tierna sabrosa; para repetir. La sirvieron en la bandeja de la fritura y eclipsó al resto. Imprescindible.

. fritura de pescados del barquillo: casi medio kilo de pescados (nada de pescaditos, calamares..) rebozados y fritos enteros y que proviene, según creo, de barca de pescadores propia. El pescado: chopa; aparte de la morena frita añadida a la misma bandeja.

. pescado a rodajas (especialidad de la casa): un kilo de rodajas de pescados grandes; en nuestro caso cherne.

. postre: helado: una bola de helado. Los demás aunque había cosas interesantes, no llegamos y nos fuimos a:

. cafés con hielo x 3: buen café y bien servidos.

Un rato corto de sobremesa y a recoger el coche en el parking bajo el restaurante que parece mentira que no tenga un cierto concierto que facilite la llegada de clientes.

En realidad más que una comida con 1º y 2º plato ha sido una comida con 1º (Mercado del Puerto) y 2º restaurante (La Marinada).

El restaurante está literalmente sobre el mar. En una baja de roca volcánica que se adentra en la bahía del Confital, en un extremo de la playa por antonomasia de Gran Canaria, la muy urbana, concurrida e inigualable Playa de Las Canteras.

Descrito el marco, que es difícilmente superable, uno va a este restaurante pensando que se va a encontrar con buen pescado, cosa que al menos en nuestra visita no era el caso. Tras descartar el pescado debido a su poco recomendable aspecto en nevera, nos decantamos por un arroz negro que estuvo muy muy flojo, excesivamente salado, excesivamente tintado, realizado con un arroz "vaporizado" inaceptable y parco en tropiezos.

Bebimos Yaiza seco de 2011 y un albariño, Bouza do Rey, no demasiado destacable.

Acabamos con chupitos y café una noche romántica en la que la comida no acompañó.

Excelente ubicación que envuelve al visitante y que tapa las pequeñas deficiencias que pueda tener el restaurante.
Entrantes sólo correctos (papas arrugás, pimientos de Padrón, puntillitas de calamar). Lo mejor un abae que estaba jugoso y sabroso. Nos lo sirvieron en lugar de cherne porque éste era demasiado grande para una pareja.
Los postres sólo discretos (papaya con naranja y helado de bienmesabe).
Vino un malvasía de Lanzarote (Mozaga) que nos gustó.

Agradable restaurante típico canario y con muy buen pescado, situado junto al mar con un vista fantástica. Buen pescado fresco canario del día con un vino blanco de Lanzarote. Previo unas papas arugas, sensacionales. Bodega aceptable, con buena presencia de vinos canarios. Buena experiencia y muy agradable comida.