Cena del viernes. Acudimos con altas expectativas por los buenos comentarios. Nos alojan en el comedor "bajo" y sale el que se presupone propietario/cocinero del restaurante. Nos comenta que trabajan con menú único dado los tiempos que corren y lo difícil que resulta mantener una carta. Aceptamos (íbamos a ello). El menú lo componen dos pequeños aperitivos, tres entradas compartidas (la primera después resulta ser individual), un plato principal a elegir entre dos carnes y dos pescados), postre, panes y café por 32€ iva incluido. Soy de la opinión que así debe ser, sin extras como "panes, servicio, IVA...". Con los vinos pasa lo mismo: no existe carta y se nos ofrece un Ribera (Viña Sastre), que ya conocemos, y un Rioja cuyo nombre no recuerdo que aceptamos. Buen detalle también anunciar el precio para que el cliente esté informado (22€). Decepción, pero, no poder ojear una carta de vinos, con lo que a mi me gusta verlas!
Los aperitivos no recuerdo exactamente: una cucharita con una crema densa (patata?) y tomate y un pinchoto de panceta (?).
Entradas: Crema de patatas con aceite de sésamo, picatostes y coulis de pimiento (plato genial en sabor, textura y presentación espectacular - buen comienzo), Sardina y salmón marinados (mucho mejor la sardina, el salmón no me acabó de chocar) y hamburguesa de sepia y cambas con mousse de berenjena (otro plato destacable, sabrosísimo). De plato elegimos un shashimi de buey y unos ravioli (de patata, que no de pasta) de rape. Probamos ambos comensales los dos y el pescado, sin desmerecer ni mucho menos, estaba un puntito por debajo de la carne (nos gustó mucho mucho). Los postres un (?) de sandia (muy dulce y refrescante) y un brownie de chocolate (un pelín seco). Buen café para terminar.
Manteleria, vajilla, local, trato... más que aceptable. Se nota que hay un buen cuidado).
Lo dicho (32,00 €/pax) más dos cervezas sin (1,50 €) y el vino (22,00€) por 45€. Bien la RCP