Lo primero que destaca de este Restaurante, es el edificio donde se situa. Lo segundo su derecoración, absolutamente diferente, más que un resturante parece una tienda de decoración cool, acogedor (de hecho los dueños disponen de una tienda de decoración: El almacen de la Tarteria). Lo tercero la buena disposición de las mesas, creando un ambiente intimo y confortable, con buena separación. Lo cuarto lo bien vestidas que están las mesas, cuberteria correcta y cristaleria más que aceptable. Lo quinto la amplia carta y los distintos menús que se ofrecen,con productos de mercado, con ligeros toques franceses en la cocina (pato y foie exquisitos)que finalizan con una completa colección de tartas y de petits fours y que se pueden regar con una extensisima carta de vinos. Las raciones son amplias. Lo sexto el trato, correcto, discreto, ayudando y aconsejando lo justo. Y lo septimo el precio nada caro para la muchisimo que ofrecen.
Un magnifico lugar, al que vamos desde el año 2008 cuando se trastadaron a Arties.
... y el oído y el tacto, un restaurante interesante coqueto y elegantemente recargado en la animada población de Artíes, en el Vall d'Arán a unos pasos de Viella.
Con la sensación de que es poco conocido, la última reseña ya tiene tiempo, merecía una actualización.
Estuvimos cenando en la semana de fallas, por el aspecto primero pensamos que era una tienda de decoración, luego pensamos que igual se podía pasar de punto y luego vimos un menú de 28 € que nos animó a reservar,cosa que no era muy necesaria, dado que eran fechas de poco movimiento. Más adelante parecía que se animaba. Que así sea.
Sentados en un cómodo y discreto rincón, el entorno soberbio, preciosista y con encanto.
La segunda sorpresa una impresionante carta de vinos y unos aún más sorprendentes precios, pero por ajustados. Un verdadero dilema sobre más de 180 referencias. Terminamos con un Blanca Cusiné del 2008 más por capricho que por indicado.
Si os acercáis, pedir que os ayuden a elegir después de daros el gusto de pegarle un largo vistazo a la tremenda lista de vinos.
Nos obsequiaron con unas croquetitas y una crema de gambas con mahonesa y guasabi. Bien.
De primero nos inclinamos por una crema de calabaza al mascarpone , muy bien, y una ensalada mesclum: granada, uvas,almendra caramelizada, vinagreta de grosellas y flores de te de Moiné. Refrescante y ligera.
Seguimos con un salmón ahumado sobre coca fina de hojaldre, láminas de aguacate, salsa de eneldo y un toque de mango, excelente; y un Stick Tartar de ternera, abundante y sabroso, me gusta más fino, pero sin duda probarlo.
Terminamos con una especialidad que traen de su paso por Garós y para el que hay que reservarse, la oferta muy atractiva y amplia de tartas, nos decantamos por un estruder que me gustó pero los he probado más ligeros y un cram de frutos del bosque, muy agradable. Nos quedamos con las ganas de probar la tatín.
El servicio del vino, cubertería, pan, impecables, y los dulces del café riquísimos.
EL conjunto es desde luego encantador, el menú, sobre todo el salmón dejó claro hacia donde apuntan y su saber hacer, pero reconozco que me marché con el gusanillo de disfrutar a gusto esa prodigiosa oferta de vinos.
Lo podréis encontrar en Plaza Urtau nº8 de Arties.
Lo primero que se debe destacar de este local es su inmejorable decoración, paredes pintadas en azúl oscuro, candelabros de plata, espejos colocados sobre marcos antiguos y mesas perfectamente vestidas, te seducen desde el principio. Si a esto le sumamos la propia belleza natural de la zona: un grande para los enamorados...
Respecto de la comida, decir que está mejor que bien. Los platos aúnan rasgos de comida tradicional con toques modernos. Una mezcla bien hecha que se atreve con el Steak Tartar, el lomo de Ciervo con crema de Pan, el solomillo hecho Roast beef... o, como primeros, los huevos poches, una trilogía de foi (en distintas texturas) y distintas ensaladas muy bien logradas.
La noche ofrece como carta un menú, compuesto por 3 distintas invitaciones de la casa como aperitivo (gambita sobre tomate, quiche y un sorbete de calabacín), los primeros, los segundos, un prepostre y finalmente una exquisitamente elaborada repostería (de la que es imprescindible la Tatín).
Lo mejor aún, el precio. 38 euros más Iva.
En el capítulo de vinos, decir que la carta es muy buena. Bien elaborada, con diferentes propuestas no fáciles de encontrar en restaurantes y unos precios ajustados, de verdad... tenían incluso Dominio del Bendito!! (lo reconozco, tengo cierta predilección por estos vinos...). Finalmente nos tomamos un Puntido 2005 a 37 euros.
Imposible de entender que Guías como Michelín, se olviden de este, quizás, mejor restaurante de región. Muy buen servicio, muy buen local, muy buen precio, muy buena carta de vinos... ¿la estrella para cuando?
Motivo de la visita: Muestra de cocina aranesa octubre 2007.
Cocina imaginativa que combina lo exótico con lo tradicional, arriesgada sin duda, pero muy conseguida y bien resuelta. Como bien indica su propio nombre, destacan sus postres. El menú de la muestra ofrece combinaciones tan eclécticas como sugerentes. Espléndida la combinación de los langostinos grillé con su salsa de mango o la fusión del magret de pato enrollado al estilo "rollito de primavera".
El local recuerda una casa señorial del siglo XVI, con sus candelabros, y se encuentra en un paraje excepcional como es el pequeño pueblo de Garòs.
La carta de vinos es una excelente muestra de las novedades más actuales. Extensa, con la información necesaria de cada vino y ajustada al poder adquisitivo del cliente habitual. Elementos de servicio, correctos.
El servicio es muy profesional.
Un descubrimiento.