Siguen en su línea en cuanto a oferta culinaria, donde destacan las carnes a la brasa. Chuletón (16.50 euros) sólo para los muy carnívoros y muy ambrientos, Chuleta (11.50 euros) de un tamaño considerable. Churrasco (a 8.50 euros) el propietario del restaurante, que es quien cocina las carnes, no deja que se enfrien, en el caso del churrasco va sirviendo porciones a media que las asa y el comensal degusta. Destacar el pan (procedente de un horno local) de trigo con una pequeña proporción de centeno, de corteza dura, miga ahuecada, pero consistente, ¡todo un vicio!.

En cuanto a la carta de vinos, me da la impresión que han incrementado la oferta y los precios son algo más comedidos, al menos en algunas de las referencias.

En esta ocasión, después de tres años y siendo casi los mismos los sentados a la mesa, comimos practicamente lo mismo y también nos costó lo mismo. ¡Para que cambiar lo que está bien!

Lleno hasta los topes, sin reserva imposible comer

En los bajos del Hotel Roma, se encuentra este restaurante de nombre homónimo. Techo algo bajo, decoración rústica, cuidada, con las mesas tal vez demasiado juntas. No se si por ser domingo y semana santa, pero lleno hasta la bandera, aunque en verano también suele estar lleno.

La carta es bastante amplia, con aperitivos, entrantes, ensaladas, carnes, pescados, aunque lo habitual en este restaurante es comer carne a la brasa, estupenda materia prima y bien elaborada. Las elaboraciones son sencillas (como en casi toda Galicia), pero realizadas con materia prima de calidad. La vajilla y cubertería sencillas, funcionales, nada destacables. El servicio es atento y dispuesto.

La carta de vinos, no muy amplia, organizada por DO’s, y de referencias muy clásicas (riojas, riberas y de la zona) a precios que aproximadamente doblan los de tienda. La cristalería es aceptable. El vino se sirve a temperatura adecuada, pero sin ningún tipo de formalismo.

Nuestra experiencia fue, compartir como entrantes: chipirones, setas, croquetas, pulpo a feira, cecina de León (muy buena), varias ensaladas y luego cada uno un segundo, en mi caso fue un espectacular chuletón de ternera gallega, eso sí a los postres ya no llegamos, sólo cafés e infusiones, de beber: agua, cervezas y dos Prado Rey Crianza.

Altamente recomendable por la calidad de sus carnes y correcta elaboración de las mismas.