Restaurante muy coqueto en una casa de 1614. No mucha separacion de mesas, con cuberteria, cristaleria y manteleria acordes con la categoria del local. La atomsfera te retrotrae a tiempos pasados con una iluminacion muy correcta. Carta de vinos correcta , en la mayoria de las ocasiones con precios estratosfericos. Tomamos un Henschke espectacular a un precio muy bueno (cosa rarisima). Y desgraciadamente ahi se acaba tosdo. Comida insipida, platos con cantidades ridiculas y nula concepcion culinaria. El servicio del vino no existe. No es que fuera ni caro ni barato simplemente fue una estafa. Para huir

Según su lema: "El más famoso restaurante holandés desde 1614", situado en una hermosa casa de fachada inclinada. El propietario, Jim van der Hoff, es un gran amante del vino. Su cocina intenta aunar la cocina tradicional holandesa con la avanguardia culinaria internacional. Muy recomendable los platos de carne. El servicio es muy atento, pero cojea en el tema cristalería. Carta de vinos con grandes referencias internacionales. Precios altos, como en toda Holanda.