El restaurante lleva funcionando un mes aproximadamente, esta situado en la urbanización Altorreal de Molina de Segura. Y se encuentra ubicado dentro de un pequeño centro comercial, de reciente construcción. No es muy grande, decorado con colores negros y blancos, dos pantallas de televisión , y música de fondo, una de las paredes del local es gran cristal que tiene unas bonitas vistas a la urbanización, pero tiene el inconveniente de que hace frío (por la noche) en las mesas próximas a ella.
No se si será por el poco tiempo de rodaje, pero no nos entusiasmó mucho. Los platos no están mal elaborados, y la materia tampoco es mala, pero no convence mucho.
Las croquetas de langostino y pera, por ejemplo, están bien hechas, pero son simples, y con poco sabor. O por ejemplo, los tallarines de calamar quedan totalmente anulados por el queso de cabra. Otro plato, el mujol al vapor, muy bueno y fresco el pescado, pero la guarnición no decía mucho. Y los raviolis de boletus con salsa de trufa y bogavante marinado, igual, no estaban mal los raviolis, pero tenían poco sabor a trufa y además solo pusieron medio bogavante. Terminamos con dos postres, la crema de amaretto, que terminaba saturando, y un coulant de chocolate que estaba bueno.
En la carta de vino predominio de cavas, champagnes, vinos de la zona, ribera y rioja, y alguna DO perdida. Pedimos un Anima Negra, pero el vino llegó un poco caliente, las copas no estaban mal.
El servicio amable, pero un poco distraído y pendiente de otras cosas además de la sala.
Posiblemente, le falte tiempo, esperemos que el tiempo nos lo diga.