Situado en una zona rural de las afueras del Gran Bilbao, merece la pena disfrutar del trayecto (hay que ir en coche, muy difícil llegar en transporte público) ya que uno se va a encontrar en un enclave típico del País Vasco; redondeadas y pequeñas montañas, verdes prados, grandes caseríos con sus huertas repletas de verduras de temporada…precioso, sobre todo en días soleados. Para acceder al restaurante hay que abandonar la carretera general adentrándose en un camino bordeado de vegetación, tras avanzar un tramo, da la sensación de que el mundo civilizado ha quedado atrás y que te adentras en un sendero por el que nunca antes ha pasado nadie, pero no, unos metros más adelante aparece un parking con espacio suficiente para cualquier tipo de vehículo.
Desde el parking, apenas se adivina el restaurante, hay que andar unos metros para poder verlo en su plenitud. Se trata del típico caserío vasco; cuentan sus vigas cuatro siglos de antigüedad. Fue restaurado de manera especial en 1988, manteniendo casi intacta su estructura de madera tanto en su exterior como en su interior. El resultado es espectacular. Solo encuentro en mi memoria otro caserío de igual factura, Baserri Maitea (Forua).
Nada más entrar, viajas al pasado. Nos da la bienvenida una espectacular escalera de madera, la mirada intenta captar todos los elementos…puertas de madera gruesa, ventanucos, vigas retorcidas en paredes, alacenas, taquillones, mesas auxiliares...todo de madera antigua. Junto a la entrada, una estupenda chimenea que en días de frío tienen prendida e impregna todo el comedor de ese calor y olor característico que da la leña. Espectacular ambientación que hace que cada rincón merezca una foto.
El caserío cuenta con dos plantas, ambas con comedores. Nos ubican en la planta superior a la que se accede subiendo la escalera de madera anteriormente citada. Mesa cuadrada para 4 personas aunque sólo seamos 2, vestida con mantel blanco de tela, estupenda vajilla y cubiertos. Buenas copas de cristal tanto para el vino como para el agua.
Ofrecen una cocina muy extensa: carta, varios menús degustación y menús prefijados. Mezcla de cocina tradicional con platos un poco más elaborados. Para los indecisos la elección se complica ya que hay mucho donde elegir.
Comida para dos personas, todo para compartir. Nuestra elección fue la siguiente:
1-“Almejas a la plancha”: Buen producto, muy buen tamaño. Con buen aceite de oliva. Muy ricas. (26,95 € Iva incluido)
2-“Tempura de langostinos”: Al ser para compartir, nos lo emplataron individualmente…muy buen detalle. En mi plato: 3 langostinos en tempura, acompañados de una salsa verde agridulce que se me pasó preguntar qué llevaba, salsa que le daba un toque fresco al plato. Langostinos tiernos y tempura crujiente. Plato que me gustó. (20,35 € Iva incluido)
3-“Arroz con Txipirones” (para 2 personas): Hecho al momento, presentado en una paellera pequeña. Al pedirlo pensaba que era arroz negro, pero no lo ponía en ningún sitio y fue mi imaginación la que le dio esa apariencia. Se trataba de arroz normal, con verduritas y txipirones. Buena ración, arroz en su punto, muy sabroso, un poco caldoso como a mí me gusta. Hay que decir que los preparan muy bien. (40,70 € Iva incluido)
4-“Postres”:
Sólo pedí postre yo, mi acompañante estaba llena. Pedí “sorbete de queso con frambuesa”. Servido en una copa de cava. Fresco, sabroso. El queso y la frambuesa a mí me encantan como mezcla y disfruté mucho. (7,59 € Iva incluido).
Para finalizar tomé un café solo. Estaba rico.
De beber me "obligaron" a elegir Txakoli “Señorío de Otxaran”. Le gusta mucho a mi acompañante y no miré más. Nunca falla. Rico como siempre. Nos lo pusieron en cubitera para mantener temperatura.(21,45 € Iva incluido).
Para acompañar la comida bollitos individuales tipo chapata. Llegaron a la mesa calientes y crujientes. Ricos pero nada que no hayamos probado antes.
Servicio de mesa correcto, estuvo atento cuando dimos buena cuenta del pan y lo repusieron sin tener que decirles nada.
La cuenta ascendió a 122,87 € Iva incluido.
En mi opinión buena comida en un marco incomparable. Para los que somos de la zona el caserío nos sorprende. Para los que vengan de fuera y no hayan visto nunca uno, creo que la experiencia “comida-entorno” les encantará.
Volveré en otra ocasión a probar sus carnes y su pescado.