Cena para dos. Mejor comer que cenar, ya que la iluminación del interior

Cena para dos. Mejor comer que cenar, ya que la iluminación del interior del local es demasiado fuerte y molesta. La agradable terraza podría estar un poco más cuidada. Servicio indiferente. De entrantes: sardinas magníficas a la parrilla y jamón ibérico mediocre, paletilla y cortado con máquina, presentación deprimente, posiblemete el error fue mio por pedir peras al olmo. Principal: cogote de merluza estupendo en ejecución y en cantidad. Vino: Txakoli Señorío de Otxaran, 17€, presentado a la temperatura adecuada. El resto de la escueta carta no tiene ninguna sorpresa. Cristalería vulgar. Postres insulsos y prescindibles: Sorbete de limón y goxua "industrial". 95€. Una lástima que no se ponga un poco más de ilusión en los detalles.

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