Un clásico en Alcazar que llevo visitando ocasionalmente desde hace 15 años. Tiene una pequeña barra en la entrada que siempre está llena a la hora del aperitivo antes de comer y cenar. También cuenta con una terraza exterior en verano. La sala principal interior no es muy grande y necesitaría una actualización. La oferta es la misma desde hace muchos años: una cocina tradicional manchega, con platos como las gachas de matanza, las migas de pastor o los duelos y quebrantos. La carta de vinos algo justa aunque la representación regional no está mal. Copas flojitas. Una oferta que se ha mantenido apenas sin variaciones durante lustros. Relación calidad-precio digna. Una comida a base de raciones con vino de la Mancha sale por unos 20-25 euros.
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