Pero no tanto...

En una pequeña calle del centro de Madrid, en un local recogido y bien montado, encontramos este restaurante de cocina exótica, de base asiática con toques latinos. Uno de los que están de moda en la ciudad a un precio razonable.

El local íntimo y de luz ténue se encuentra dividido en tres pequeños salitas con lugar para unos treinta y cinco comensales. Su diseño es un tanto curioso, una mezcla retro-fashion que resulta interesante y original. Una lástima el problema de acústica que tiene, ya que cuando el local está lleno se forma demasiado follón para resultar todo lo agradable que el comensal desearía para una cena tranquila.

El servicio, al menos en la noche que yo fui, resultó claramente deficiente; con defectos aceptables en un restaurante medio, pero que no son de recibo para un lugar de categoría. Con los camareros descoordinados y en ocasiones hasta desbordados, y con los tempos de servicio del menú mal llevados.

En su carta, el restaurante presenta una amplia selección de platos de base asiática, algunos de ellos fusionados con toques latinoamericanos y seguro que todos con el sello personal de su Chef, Jaime Renedo; variada, seductora y muy apetecible. Además ofrece la posibilidad de degustar una selección de platos de la carta por 35 euros (IVA y bebida sin incluir). En líneas generales me resultó una experiencia bastante interesante, sin llegar a seducirme en exceso, seguramente sin colmar mis expectativas, pero con una calidad culinaria bastante decente.

Del menú que me sirvieron destacaría el comienzo y su final. Me gustó bastante el dúo de entrantes con los que comienza el menú, un pequeño bocadito que actúa de carta de presentación; el “Kimuchi de zamburiñas” y los “Choritos Nam Jim“, refrescantes y sabrosas uniones de marisco y cítricos. Y también me sedujeron los dos postres que pude probar; tanto las “Mangas con sorbete de manzana ácida y espuma de mascarpo-wasabi” como la “Esponja de té verde con mandarina, chocolate blanco y sésamo negro”, originales y sabrosas combinaciones de texturas e ingredientes.

En cuanto a su carta de vinos, me pareció original, algo corta y quizás excesivamente hinchada en sus precios (aunque consultando su web parece que tienen una carta de vinos muchísimo más extensa y completa que la que a mi me presentaron); con un servicio aceptable en líneas generales. Además ofrece un interesante servicio de cocktelería, del que puedes disfrutar en la barra mientras esperas mesa o una vez acabada la cena.

En definitiva, en Asiana Next Door encontré una cocina exótica, atractiva e interesante, pero en conjunto el restaurante no me acaba de cuajar del todo, sobre todo por defectos accesorios a su cocina pero importantes para el comensal.

Podéis ver más en detalle mi experiencia en el restaurante en http://gastronomodesaparecido.wordpress.com/

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