Segunda vez que voy.
En la primera visita pensé que pillé al chef en un mal día. El concepto de los platos estaba muy bien, pero el exceso de salsa los arruinaba. El pulpo en tempura hubiera estado perfecto con menos salseo, al igual que la hamburgesa. El servicio fué correcto.
Quería darle una segunda opotunidad y hoy he vuelto. La ensalada de arenques y sardinas ha quedado arruinada por la salsa, sin embargo la corvina estaba perfecta ( lástima de alguna escama ). También me ha sorprendido la ausencia del maître que me atendió en mi primera visita. En esta ocasión solo había una camarera que hacía de todo como buenamente podía a pesar de los escasos comensales.
Como dato curioso, el chef estaba con su portátil en una mesa del comedor, más pendiente del ordenador y el móvil que de la satisfacción de sus clientes.
Una lástima

Leyendo las críticas de este restaurante me esperaba algo más. Recomiendo el huevo escalfado, fue lo que más me gustó. También las vieiras.

En un barrio en el que no sobran los buenos restaurantes (Laredo, La Castela, La hoja, Casa Portal, La Montería....) he descubierto este restaurante y la verdad es que me ha sorprendiso.
Tanto el trato-servicio, la decoración es bastante buena. La materia prima es de primera línea. Para dos personas comimos: espárragos trigeros en tempura muy bien hechos, unas bases de alcachofas con foie también muy buenas. De segundos una merluza con un rebozado de harina de arroz riquísima y un pulpo a la plancha que sinceramente no probé por lo que no lo valoro aunque mi acompañante rebañó el plato.
De postre a compartir un bizcocho de chocolae negro acompañado con dulce de leche.
Todo delicioso y muy bien presentado.
La verdad es que no puedo poner ningún pero salvo el tema de que se puede fumar y depende de quien se te coloque al lado. Estaba a media entrada lo que supongo que se debe a que no está en una muy buena parte de la calle y que no se conoce porque la verdad es que merce la pena.
Seguro volveré.

Nos encontramos hoy ante un restaurante de reciente apertura, una arriesga propuesta en los tiempos que corren. El restaurante se autoclasifica de cocina tradicional; aunque más bien se trata de una versión actualizada de la cocina de toda la vida.

La buena calidad en sus productos y el cuidado en el trato al cliente son sus señas de identidad.

En su carta, no demasiado extensa pero sí muy sugerente, encontramos aparte de un surtido de platos tradicionales, la especialidad del Chef, sus arroces (de hecho estuvo trabajando durante una buena temporada en la arrocería Aynaelda), sabrosos y bien conjuntados.

La carta de vinos es algo corta, aunque con referencias bastante interesantes. Y su servicio bastante cuidado.

Sin duda, una interesante propuesta a un precio razonable.

No quisiera extenderme demasiado, pero si quereis una opinión más detallada podeis verla en http://gastronomodesaparecido.wordpress.com/