Cena de 13

Cuando te vas a cenar con 13 amigos despues de un día de eventos y risas, el local lo tiene relativamente fácil para triunfar... Todo te parece bien.

El huerto y la Botella, a parte de tener un nombre original, está en un lugar emblemático de Valencia, el barrio del Carmen, en una de las calles paralelas a Caballeros. Mucho movimiento, gente y alternativas para acabar la noche.

El Local es amplio, nuevo, algo desangelado, con dos zonas diferenciadas entre fachada y parte trasera. El minimalísmo se pasa, muy blanco todo, sensación vacía. Nos prepararon una mesa larga y estrecha. Pedimos un menu degustación con elección entre dos platos principales: Cochinillo o Atún.

Jamón finito como papel de fumar pero en cantidad correcta, acompañado de un extraño y "moderno" cuenco que contenía jugo de tomate (la cucharilla para sirvir el tomate ni cabía en el cuenco) Estas complicaciones me mosquean especialmente. Estaba bueno pero complican la simplicidad. Rollitos orientales estrechos con una salsa rosa muy convencional
Pulpo con salsas experimentales. Un poquito duro el pulpo, pero curioso y con buena presentación.
Foie con una espuma que no atraía nada y una salsita bastante arreglada. (Otra vez complicandose la vida) No puedo explicar más por que no nos dieron demasiada información, se limitaban a servirlo, nosotros a lo nuestro, todo sea dicho.
Una ensalada muy flojita con gambitas y alemendras. Algo de verde y buena presentación.
El cochinillo estaba muy bueno, pero la ración era diminuta. El atún muy bien presentado y en cantidad aceptable. Alguien se quejó por que se lo habían hecho muy poco. No preguntaron.
De postre una excelente Torrija. Lo mejor sin duda.
Tinto o Blanco. Sin ningún trato. Las conversaciones mataron el interes por los caldos.

Cafes y una copa a altas horas 1:30, se portaron aguantándonos. La encargada joven, amable y organizada.
Sensaciones raras, creo que le daré una nueva oportunidad cuando tengan más rodaje.